Boletín 05: Octubre de 1993
Sábado, 2 de octubre de 1993
¡DINOSAURIOS!
¡A quién no le gustan los dinosaurios! Cada año, millones de dólares se invierten en películas, juguetes, franelas y prácticamente cualquier cosa que tenga que ver con dinosaurios. Pero examinemos más a fondo los “dinosaurios” como los conocemos hoy en día. Los huesos están allí y son reales, pero la realidad sobre ellos ha quedado sepultada y ha sido reemplazada por teorías que se dan como “hechos”, pero que no dejan de ser simples teorías.
La triste realidad es que el estudio de estos fósiles gigantes se ha basado, desde un principio, en conjeturas de hombres que han descartado completamente cualquier creencia en el registro bíblico. De hecho, sus teorías se enseñan como realidades en escuelas y universidades. Esta es una estrategia que Satanás ha diseñado para desacreditar la Biblia.
En Génesis, cuando Dios creó a los animales, los consideró “muy buenos” al igual que al resto de la creación; lo que indica que estaba completamente satisfecho con ellos (Gén. 1:20-31). Se nos dice también que creó a todos los animales para que fueran herbívoros (vers. 30). Con el paso del tiempo, sin embargo, algo sucedió con su prefecta creación, pues se nos dice que Dios se “arrepintió” de haber creado al hombre y a los animales:
“Entonces dijo: ‘Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos creado!’” (Gén. 6:7).
Finalmente así lo hizo, destruyó “a todos los seres vivientes bajo el cielo”, excepto a las personas y los animales que estaban en el arca. Los animales en el arca incluían dos de los que se consideraban “impuros” y siete de los “puros” de cada especie de ave, bestias y reptiles que había creado:
“Junto con ellos entró toda clase de animales salvajes y domésticos, de animales que se arrastran por el suelo, y de aves” (Gén. 7:14).
¿Había dinosaurios en el arca?
La clave en el versículo anterior está en la palabra “clase”. La Biblia dice que Dios preservó por lo menos dos de cada “clase” de animal que había creado. Algunas personas igualan esta palabra “clase” con “especie”, pero nosotros pensamos que debe igualarse a la palabra “género”.
Para entender estas clasificaciones, presentaremos un simple ejemplo. “Felino” es una clasificación de “género”. El “género de los felinos” contiene muchas especies como leones, panteras, tigres, leopardos, gatos, etc. Asumamos por un momento que solo había dos miembros del “género felino” en el arca. Después del diluvio, estos dos animales y su descendencia producirían eventualmente todas las diferentes especies de felinos que tenemos actualmente en la tierra. Quizá hayan habido otras especies de felinos en la tierra antes del diluvio que no estuvieron representadas en el grupo del género de los dos felinos que estuvieron en el arca.
Si este fuera el caso, es muy probable que hayan fósiles del “género felino” de animales extintos que son aún desconocidos. Pensamos que esto es así. Se han encontrado huesos de animales idénticos a los que tenemos hoy en día, pero también de especies que ya no existen en la actualidad. Tomemos por ejemplo la paloma, uno de los casos clásicos de Darwin. Él descubrió que si se le permitiese reproducirse entre sí a la casi interminable variedad de palomas que existen actualmente, se generaría la paloma común. Por lo tanto, con siete palomas comunes que se hubiesen tenido en el arca, se estarían conservando miles de especies. Esto mismo se aplica a otros animales como, los perros, por ejemplo.
Después de todo, hoy en día no tenemos tigres diente de sable. Esta es una especie “extinta” de un género que aún existe. el “género felino”. El meollo del asunto es este: Nadie sabe con exactitud cuáles especies fueron creadas originalmente por Dios y cuáles son el resultado de cruces. Los científicos pueden decir que ellos saben, pero hay evidencia de que el hombre antediluviano tenía un gran conocimiento de genética y quizás fue capaz de mezclar y producir animales que normalmente no serían capaces de entrecruzarse. Es posible que no haya habido tantos animales en el arca como se piensa comúnmente.
¿Pero, qué es entonces un “dinosaurio”?
Hoy en día todos estamos familiarizados con el concepto popular de estas criaturas increíbles. Los hechos, no obstante, no son como se nos quiere hacer creer. Aunque estos huesos gigantescos han sido conocidos por muchísimo tiempo, no fue sino hasta hace unos pocos cientos de años que los hombres comenzaron a “teorizar” sobre ellos. Antes de eso, “la opinión general era que estas cosas raras eran probablemente los huesos de animales ahogados durante el gran diluvio universal. El diluvio de Noé”.
Pero siempre han existido quienes han rechazado aceptar la verdad de Dios. Estos hombres han intentado encontrar explicaciones de las cosas que los rodean—explicaciones que sus débiles mentes puedan comprender. Rechazaron la idea de un Creador. En 1869, Huxley acuñó un nombre para esta clase de pensamiento: “agnosticismo”. La doctrina de que no hay certeza de que Dios existe, de una vida futura, ni de la naturaleza esencial de las cosas. ¿Quiénes fueron los adherentes a esta nueva “religión”?
“…Charles Darwin, Herbert Spencer, Thomas Huxley y otros científicos e intelectuales prominentes de Inglaterra y Estados Unidos…”
Todos sabemos que Darwin fue quien más contribuyó a promover esta idea de la evolución. Vemos que el mundo ha sido “educado” esencialmente por hombres que no han creído ni creen en Dios. Ellos piensan, en pocas palabras, que la tierra surgió del caos; que la materia evolucionó en formas de vida primitivas; que durante millones de años hubo dinosaurios y hombres prehistóricos; y que finalmente aquí estamos. La evolución se convirtió en la ideología de moda de las personas “pensantes”. Una de las grandes evidencias de esta teoría son los dinosaurios, que según enseñan, vivieron por millones de años. ¿Pero cuál es la verdad?
Los inmensos huesos adjudicados a los dinosaurios son en verdad los huesos más grandes jamás encontrados. La mayoría son de reptiles y de “especies” de lagartos que no existen en la actualidad. No obstante, pertenecen a géneros que sí existen hoy en día. De hecho, la mayoría de estos huesos son casi idénticos a los de animales que existen actualmente, con la diferencia de su tamaño. Esta, sin embargo, es una característica que nunca se menciona. Es decir, la mayoría de los dinosaurios eran reptiles y mamíferos gigantes. Si este era el caso, ¿por qué ya no están nosotros? ¿Por qué estos animales eran tan grandes en el pasado?
Los reptiles nunca dejan de crecer.
La Biblia dice que antes del diluvio, los hombres alcanzaban a vivir hasta 900 años e incluso más. Si los hombres vivían tanto, ¿por qué no los animales? Veamos esta afirmación:
“…los reptiles tienen el potencial de crecer durante toda su vida…”
A diferencia de otros animales, los reptiles no cuentan con un mecanismo de “freno” que detenga el crecimiento. De esta forma, aun si éstos hubiesen vivido la mitad de los años de los hombres antediluvianos, debieron haber existido reptiles gigantes antes del diluvio. En una ocasión, John MacKay me dijo que los cocodrilos crecían a un ritmo de unos seis metros (20 pies) cada cien años. Si esto es así, deberían haber fósiles de cocodrilos gigantes, ¿no es así?
En 1991 se encontraron en las riveras del río Amazonas huesos gigantes de cocodrilo. La sola calavera medía casi metro y medio (5 pies). Basándose en esto, los científicos estimaron que tenía unos dos metros de ancho (8 pies) por doce metros de largo (40 pies).
“El profesor Carl Frailey, de Overland Park, Kansas, dijo que la criatura quizá pesaba unas doce toneladas. ‘Esto lo hace una tonelada más pesado que un Tiranosaurus Rex… el mayor de los dinosaurios predadores’, dijo”.
En resumen, si los reptiles vivieran más hoy en día, en unos pocos cientos de años tendríamos “dinosaurios”.
Otros fósiles gigantes
De lo que no oímos hablar muy a menudo es de los fósiles gigantes que han sido encontrado. “Fósiles de animales gigantes de muchas clases han sido encontrados por todo el mundo. Un libro llamado Gigantes del pasado, publicado por la National Geographic Society, muestra muchas de estas criaturas que hoy ya no existen.
Los fósiles del rinoceronte sin cuernos indican que tenía más de cinco metros de alto (17 pies). Los cerdos alcanzaban el tamaño de una res; los camellos tenían casi cuatro metros de altura (12 pies); había aves que medían tres metros y medio de alto (11 pies); castores gigantes tenían el tamaño de un cerdo; las cornamentas de los venados podían alcanzar hasta cuatro metros de ancho (12 pies).
Los perezosos, que hoy en día tienen el tamaño de un mono, han sido encontrados de hasta cinco metros y medio (18 pies) de largo en el registro fósil”. ¿No resulta extraño que nadie se haya dedicado a explicar en qué parte de las “eras geológicas” vivían estos gigantes? Pero no solo los animales eran gigantes, las plantas también crecían mucho más, y no hablar de las personas.
Los huesos de “dinosaurio” eran mucho más gruesos que los de los animales modernos
En el siglo XVII, Galileo fue el primero en hablar del principio del “efecto de la escala”; un tema amplio que intentaremos explicar brevemente. El “efecto de la escala” tiene que ver con la relación que existe entre el tamaño, la superficie, el volumen y el peso. Su diagrama, mostrado acá, indica que los huesos de un animal tres veces más grande que su equivalente moderno, tendría que haber tenido una densidad tres veces mayor para poder sostener su masa corporal, debido a la fuerza gravitacional. Él escribió:
“Sería imposible para un esqueleto común, bien sea de hombre, de caballo o de cualquier otra bestia, realizar sus funciones proporcionadamente con semejante peso a cuestas; a menos que los huesos sean de un material mucho mas fuerte y resistente o estuviesen deformados por un grosor desproporcionado. Esto causaría que la forma y la apariencia de estos animales se torne monstruosamente ancha”.
Los huesos gigantes de los hombres y animales antediluvianos cumplen con todas las características de las observaciones de Galileo. Los científicos no admiten que estos inmensos huesos son de la misma “clase” de animales que tenemos hoy en día, pues son demasiado grandes.
¿Por qué todo era tan grande?
Si vamos al registro bíblico, encontraremos cierta información crítica para entender este asunto.
“Aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el Señor todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara. No obstante, salía de la tierra un manantial que regaba toda la superficie del suelo (Gén. 2:5,6).
Aquí se da a entender que la temperatura nunca tenía cambios mayores a diez grados. Si esto hubiese pasado, el agua se habría condensado y habría llovido. Pero no solo era la temperatura moderada y constante. La Biblia nos ofrece otro dato interesante:
“Y dijo Dios: ‘¡Que exista el firmamento en medio de las aguas, y que las separe!’. Y así sucedió: Dios hizo el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba” (Gén. 1:6-7).
¿Qué significa esto? La respuesta está en el siguiente versículo: “Al firmamento Dios lo llamó ‘cielo’”. (Gén 1:8). A este “firmamento” se le llama acá cielo. ¿Es este el “cielo” que contiene el trono de Dios? No. Ese cielo ya era la morada de Dios y existía cuando creó la tierra. Este “firmamento” es la atmósfera alrededor de la tierra (ver Salmos 78:26, 104:12, 147:8, donde se usa la misma palabra hebrea para “cielo”).
Lo que Génesis 1:6-8 dice es que Dios dividió las aguas de la tierra, pues una parte de ella estaba en la tierra y otra en la atmósfera. Aunque desconocemos cómo sucedió esto, tenemos una noción de cómo pudo haber ocurrido. Un techo de agua alrededor de la tierra habría producido lo que se conoce como “efecto invernadero”. Toda la tierra habría alcanzado una temperatura constante y la radiación dañina habría sido filtrada por este “techo”. El calor del sol se habría difuminado equitativamente sobre la faz de la tierra. En otras palabras, el clima habría sido perfecto y las condiciones para el crecimiento perfectas. La esperanza de vida de todas las criaturas vivientes se habría elevado gracias a la filtración de la radiación dañina. Todo esto nos da un mejor entendimiento de el siguiente versículo:
“La tierra dará entonces su fruto, y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá” (Sal. 67:6).
Cuando la tierra sea restaurada a su estado edénico, la alimentación será nuevamente perfecta y completa con el árbol de la vida. El hombre crecerá nuevamente y alcanzará la estatura que Dios había planificado para él:
“Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados” (Mal. 4:2).
¿Qué muestra el registro fósil? Plantas y animales enormes, así como vegetación subtropical alrededor del mundo, incluyendo sitios como Alaska y Siberia. Y tenemos los huesos de los dinosaurios. ¿Qué efecto tendría esta clase de medio ambiente en los reptiles?
“Una prueba fehaciente de que el crecimiento de los reptiles va más allá de su máxima capacidad es la que ocurre cuando los reptiles son mantenidos en cajas ambientadas en su temperatura ideal y son alimentados continuamente. Esta es la única manera de acelerar al máximo el ritmo de crecimiento de un cocodrilo: Manteniéndolo tibio las 24 horas del día y forzándolo a alimentarse continuamente con comidas ricas en proteínas. La mayoría de los investigadores no pueden darse el lujo de hacer este experimento, pero el sector privado ha venido al rescate. La piel de cocodrilo se cotiza muy bien en el mercado de los zapatos y las carteras, y en vista de que existen reglamentos de conservación que restringen la caza de estos animales, los empresarios han comenzado a criarlos en cautiverio”.
Curioso, ¿no? Los criadores de cocodrilos han ayudado a demostrar sin quererlo el efecto del medio ambiente antediluviano en los reptiles: el crecimiento acelerado.
La columna geológica
Existe otra teoría de los “estudiosos” que también ha sido motivo de confusión: La teoría de la columna geológica. Dicha “columna” consiste en un diagrama de las diferentes capas de la tierra, que señala las edades en que estas capas fueron supuestamente depositadas. Esta teoría me encanta. Por cierto, los científicos no la consideran teoría sino realidad. ¿Por qué me encanta? Porque muestra cuán ingenuos somos los seres humanos. Permítanme explicarme: a los geólogos se les enseña que la edad de un estrato está determinada por los fósiles que se encuentran en este. Eso está bien, ¿pero cómo sabemos la edad de los fósiles? La respuesta es “¡Por el estrato en el que se encuentran!” Puras teorías, “razonamiento circular” basado en la creencia en la evolución; que es una teoría completamente llena de vacíos.
La realidad es que la teoría de la evolución requiere de evidencia fósil de especies en etapa de transición—“eslabones perdidos”, por decirlo de alguna manera. Pero estas especies de transición no aparecen por ninguna parte. Lo más asombroso de todo, es que el mismo Darwin escribió acerca de eso: “Antes de que el lector llegue a esta parte de mi obra, ya se habrá topado con cierto número de dificultades. Algunas son tan serias, que hasta el día de hoy no puedo reflejarme en ellas sin que me asalte la duda […] ¿Por qué si las especies descienden de otras especies mediante gradaciones sutiles, no encontramos en ninguna parte innumerables formas transitorias? […] ¿Por qué las formaciones geológicas y cada uno de los estratos no están llenos de estos eslabones intermedios? La geología no revela ninguna clase de cadena orgánica que muestre esta sutil gradación, y esta quizá es la objeción más obvia y seria que puede argumentarse contra la teoría” También es de resaltar el hecho de que las capas de la tierra no coinciden en ninguna parte con la “columna geológica”. La razón es simple: La teoría es totalmente inválida. La única explicación que puede darse para las capas de la tierra y los fósiles que se encuentran en ella es la que nos ofrece la Biblia: el diluvio.
El diluvio
La descripción del diluvio en el Génesis es increíblemente corta, pero dice suficiente para que entendamos la magnitud de la catástrofe:
“En el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo” (Gén. 7:11).
Toda el agua que había en la tierra “se reventó” y salió a la superficie, y el agua sobre la atmósfera se precipitó sobre la tierra. Ahora, si estos acontecimientos no suenan particularmente violentos, esperemos un momento. Antes del diluvio, una enorme cantidad de agua estaba suspendida en el “techo” de la atmósfera y otra gran cantidad en acuíferos dentro de la tierra. Toda esta agua—que ahora está en los océanos—explotó simultáneamente tanto arriba como abajo, según leemos en Génesis 7:11. La fuerza de esta cataclismo tuvo que haber sido más grande que cualquier guerra nuclear que podamos imaginar. Cuando terminó, el planeta entero estaba cubierto de agua. Toda la vida se extinguió, excepto la de quienes estaban en el arca.
Las inmensas corrientes y olas debieron ser tan fuertes, que el rostro del planeta fue desfigurado y marcado de forma indescriptible. Toda la materia, excepto la roca de fondo, tuvo que haber sido tragada por la agitación. Para ilustrarlo de alguna manera, tomemos una botella de agua; llenémosla con arena, piedras, grama, hojas, etc., y agitémosla. Así podremos ver en escala pequeña lo que ocurrió. Pero en el diluvio había mucho más que arena, piedras y grama. Había animales, mujeres, niños, casas—todo lo que había sobre la faz de la tierra. Nada volvería a ser igual después de que todo pasara.
La tierra durante el diluvio
Todo lo que había en la superficie de la tierra estaba flotando en el agua. Lo único que permaneció estable fue la roca de fondo. En esta “sopa terrestre” estaban los cuerpos de miles, o tal vez millones de “dinosaurios”; algunos gigantes y otros tan pequeños como las lagartijas modernas. Al bajar un poco la agitación, los escombros dispersos en el agua comenzaron a posarse. Los materiales más pesados y más densos se asentaron primero de forma natural en el fondo. La agitación, no obstante, no fue igual en todo el planeta. En algunas áreas los materiales se asentaron primero que en otras.
En la medida en que las olas y las corrientes circulaban continuamente por la superficie de la tierra, mas escombros eran depositados en áreas en las que ya se habían producido el asentamiento original, creando asentamientos múltiples o “estratos”.
La materia más pesada quizá incluyó el uranio, el elemento más pesado. Al asentarse en la mayor profundidad y depositarse la materia encima de este con gran fuerza, el decaimiento radioactivo del uranio, el radio y otros elementos debió haber generado un enorme calor en el fondo de los sedimentos. En esos lugares las rocas se derritieron. El agua que entró en contacto con este inmenso calor produjo grandes cantidades de vapor. Esta actividad volcánica causó una gran agitación en la tierra. Enormes cadenas montañosas aparecieron producto de la presión. La lava emergió de los volcanes en grandes cantidades. Como efecto de esta agitación, hasta el equilibrio de la tierra se vio perturbado. El delicado balance que mantiene rotando la tierra sobre su eje fue interrumpido en varias ocasiones, causando una inclinación del planeta que a su vez agitó y resquebrajó la superficie. La evidencia de que la tierra se inclinó en su eje varias veces en un corto período de tiempo se encuentra en rocas como la magnetita. Durante su formación, estas rocas desarrollan líneas que se alinean con el norte magnético. Se han encontrado especimenes de magnetita que muestran hasta diez o más alineaciones diferentes, demostrando así que durante el período de enfriamiento de la roca los polos magnéticos de la tierra variaron al menos diez veces.
Durante este tremendo cataclismo, los inmensos cuerpos de los “dinosaurios” gigantes quedaron enterrados en la tierra, así como todo lo demás. Debido a su densidad, muchos quedaron sepultados en capas más profundas que los animales más livianos, aunque este no siempre fue el caso. Al continuar las corrientes y las olas, siguieron depositándose más escombros en el fondo de acuerdo a su peso y densidad. Esto resultó en la formación de “capas” o estratos. Finalmente leemos que dejó de llover.
“Dios […] hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar […] Poco a poco las aguas se fueron retirando de la tierra” (Gén. 8:1).
Como mencioné, la historia del diluvio en la Biblia es extremadamente corta, si consideramos los acontecimientos que ocurrieron. Por lo tanto, debemos entender que cada palabra del relato es muy importante. El hecho de que se mencione un “viento” que sopla sobre la tierra para ayudar a secar las aguas indica que no se trataba de un viento común. Para que un viento hubiese tenido un efecto en la increíble cantidad de agua sobre la superficie de la tierra, tendría que haber sido más grande que cualquier huracán o tornado que nos podamos imaginar. Debe haber tenido una fuerza increíble, de hecho, la suficiente como para mover grandes masas de tierra. Y mientras esta era removida, parte de esta agua regresó a la tierra y otra se evaporó, pero la mayoría del agua permaneció en el inmenso abismo que ahora contiene los océanos.
Mientras el agua regresaba a la tierra, el proceso de fosilización de los animales sepultados en las profundidades comenzaba.
Cómo se fosilizaron los huesos de los dinosaurios.
¿Alguna vez se han preguntado por qué en la actualidad no hay plantas ni restos de animales en pleno proceso de petrificado? Si, como los evolucionistas quieren hacernos creer, todos los fósiles tienen millones de años de antigüedad, ¿por qué no existen hoy en día cosas que estén en proceso de fosilización? Mantengamos esto en mente, pues es muy importante.
Si lo que los científicos dicen es cierto, de que todos los fósiles en las diferentes capas son de distintas edades geológicas, ¿por qué no hay cosas que se estén fosilizando? La respuesta es simple. Para que un ser viviente pueda petrificarse, ciertas circunstancias deben darse.
1- El cuerpo debe ser sepultado rápidamente a fin de prevenir su deterioro debido a la descomposición y putrefacción. Cuando un animal muere en el bosque u otro ambiente natural, se descompone rápidamente si no es primero comido por otros animales. Es imposible que se petrifique a menos que esté preservado.
2- Debe haber un flujo de agua constante sobre y alrededor del objeto sepultado. La petrificación es el reemplazo de cada una de las moléculas de los huesos del animal (por ejemplo) por materia mineral. El paso del agua sobre el objeto arrastra con las moléculas. Inmediatamente, una minúscula molécula mineral llena el vacío dejado por aquella. De esta forma, incluso la estructura celular es perfectamente preservada en algunos casos.
El inmenso número de fósiles encontrados actualmente en la tierra solo pudieron haber sido preservados por una increíble cantidad de agua que lavó una increíble cantidad de plantas y animales que fueron sepultados muy rápidamente. Pídale a cualquier paleontólogo que le muestre huesos que se estén petrificando en la actualidad. No podrá mostrárselos, porque ese proceso no está sucediendo. Es posible que encuentre uno o dos ejemplos recientes, pero puedo garantizarles que serán tan raros como encontrar una gallina con dientes.
Falsificaciones, mentiras y fantasía.
La idea de la evolución está basada en la suposición de que no hay Dios. Ya leímos anteriormente las propias palabras de Darwin sobre la ausencia total de formas de transición. El problema es que ya no escogemos pensar por nosotros mismos. Nos hemos vuelto perezosos. Nos sentamos a dejar que los científicos y “los sabios” que creen que la vida “surgió” del caos y que evolucionó durante millones de años digan que las similitudes entre las diferentes clases de animales provienen de un ancestro común, cuando de hecho, estas similitudes son mas bien una prueba contundente de un Creador común.
Me sentí muy mal la última vez que visité la exhibición de los dinosaurios en el Museo Smithsoniano, al escuchar a los padres explicándoles a sus hijos hace cuántos millones de años atrás supuestamente vivieron los dinosaurios. Mi sentimiento se transformó en rabia al darme cuenta de lo que estaba pasando: a esos hermosos niños se les estaba enseñando que la Biblia es una mentira. Fue como si me hubiesen golpeado contra una pared. Nunca me sentí tan impotente como ese día. ¿Cómo podemos esperar que la gente tenga fe en nuestro precioso Jesús, si no creen en la Palabra de Dios?
¿Cuánto realmente saben los científicos?
¿Alguna vez escucharon hablar del “Hombre de Piltdown”? En 1912, dos hombres anunciaron que habían encontrado el eslabón perdido entre el simio y el hombre. Su evidencia eran unos trozos de un cráneo, una parte de una quijada, algunos dientes y otros fragmentos.
No fue sino hasta 1953 que este fraude pudo ser descubierto, por lo elaborado que era. Los fragmentos resultaron ser partes de un cráneo humano, un pedazo de mandíbula de un simio, fragmentos de un hipopótamo, de un venado, los dientes de un castor y otros fragmentos de elefante, mastodonte y rinoceronte. Es una larga historia que hoy en día está bien documentada como fraude.
Quizás luzca hasta graciosa la forma en que todo esto sucedió, pero ¿sabía usted que más de 500 personas obtuvieron sus PhD gracias a sus tesis sobre el “Hombre de Piltdown? Me atrevo a decir que nadie devolvió sus PhD después que se descubrió todo este asunto, y que estas personas enseñaron a otras miles.
Y entonces tenemos la evidencia de los dinosaurios. Muchos de ustedes dirán, “¡se han encontrado esqueletos completos de dinosaurios!”, después de todo, eso es lo que vemos en los museos y en los libros de ciencia. Pero ese no es siempre el caso: “Muchos dinosaurios se conocen tan poco, que han sido solo identificados por unos pocos dientes, una tradición cargada de un montón de problemas científicos. De unos pocos dientes puntiagudos, el Troodon formosus […] fue uno de los primeros dinosaurios en recibir un nombre hace más de un siglo […] pero por un siglo lo único que se conoció del Troodon fueron sus dientes.
Nos sorprendería y hasta nos pasmaría saber sobre cuán poca evidencia se basan muchos de estos dinosaurios. Podemos tener una idea de estos problemas leyendo un poco acerca de los primeros cazadores de dinosaurios. Dos de los más prominentes de ellos fueron Cope y Marsh, quienes buscaban fósiles gigantes en el siglo XIX. Como dos de los “padres fundadores” de esta nueva ciencia, eran fieros competidores. No se sabe cuántas especies de dinosaurios encontraron y nombraron, pero había unos cuantos problemas en sus investigaciones.
Para empezar, su competencia era tan férrea, que plantaban huesos secretamente en los sitios de excavación. Si esto no les parece grave, debemos entender que estos esqueletos de dinosaurios no vienen “armados”, excepto en casos muy raros; y que son muy pocas las partes del esqueleto que se encuentran unidas. Los dinosaurios se reconstruyen con los huesos que se consiguen en un área determinada. Por lo tanto, las probabilidades de que muchos de estos “especimenes” no sean válidos son altas. He aquí la evidencia:
“Cuando en 1877 O. C. Marsh halló al espécimen denominado Brontosaurus, que se encuentra actualmente en el Museo Carnegie, al original le faltaba el cráneo, y Marsh asumió que este debió haber sido pequeño y redondo, como el de un animal similar más pequeño llamado Camarasaurus. Durante un siglo, esqueletos incompletos, modelos e ilustraciones de como lucían los Brontosaurus en vida […] se representaban con esta cabeza redonda. Después se supo que los Brontosaurus mas bien tenían una cabeza larga y delgada como la del Diplodocus. Tomará muchos años corregir este error en todo el mundo”.
Hay más evidencia de que Cope y Marsh realmente engañaban al público con algunos de sus “descubrimientos”:
“La rivalidad estaba al rojo vivo. Los buscadores habían echado a los indios, se peleaban entre sí, escondían sus descubrimientos y se apropiaban de los de sus rivales […] Casi cada descubrimiento que se hacía era catalogado como nueva especie. Muchas de las 136 especies de dinosaurios que Cope y Marsh descubrieron fueron invalidadas en las siguientes dos décadas”.
¿Y qué de esto?
“En una ocasión, los hombres de Marsh, conscientes de que Cope los estaba espiando, mezclaron deliberadamente el cráneo de una criatura con los dientes de otra y la dejaron para que Cope la encontrara y la describiera como una especie nueva”.
A estas alturas se hace obvio que nuestro conocimiento de los dinosaurios no está basado en una evidencia sólida. La mayoría de los huesos que se encuentran están apilados y mezclados con huesos de otros animales. Como se mencionó anteriormente, es muy raro encontrar especimenes completos, lo que nos deja a merced de la persona que “reconstruye” el esqueleto.
Por ejemplo, cuando Gideon Mantell dibujó su reconstrucción del esqueleto del Iguanodón, le colocó el “objeto con forma de colmillo” en la nariz, como los rinocerontes. Más tarde se demostró que estaba equivocado, pero el error perduró por muchos años. Desde entonces han colocado este “colmillo” en el pulgar, pero esto es algo que podría cambiar de nuevo algún día.
Este problema de creatividad aguda no terminó con los antiguos buscadores de dinosaurios. Veamos el ejemplo de Jim Jensen, quien se retiró apenas en 1985:
“Había más problemas con la identificación de los gigantes de Jensen. Aunque estaba trabajando con fósiles que no eran propios, estos no eran sino fragmentos extraídos de una mina desorganizada que solo podían ser analizados comparándolos con otros fragmentos de dinosaurios que aunque estaban identificados, solo eran conocidos parcialmente”.
A todo el mundo le gustan los dinosaurios hoy en día, pero lo que vemos en los museos y los libros de ciencia no es la realidad. Ron recuerda que hace años vio una revista “Life” cuya portada mostraba a un hombre que sostenía un diente fosilizado. La portada decía algo como, “De este diente, puedo reconstruir un dinosaurio completo”.
Y esa es la realidad que los científicos quisieran admitir. Cuando usted va al museo y ve el esqueleto del “Triceratops”, es natural pensar que el esqueleto es real, o al menos una copia de un esqueleto original, ¿cierto? Espere a que lea esta cita:
“Ellos son conocidos principalmente por sus esqueletos. A diferencia del patrón de los demás dinosaurios, los cráneos de ceratopsidae son relativamente abundantes, pero los restos postcraniales son raros. No se ha encontrado un solo esqueleto completo del familiar Triceratops.
El asunto es este: los “dinosaurios” existieron al mismo tiempo que todos los demás animales antediluvianos, la mayoría de los cuales también eran gigantes (habiendo crecido al máximo de su tamaño) comparados a los animales modernos. Pero los huesos fosilizados de los dinosaurios prueban que eran animales de los mismos géneros de los que tenemos hoy en día. Algunos podrían ser especies que no sobrevivieron, pero el conocimiento real que tenemos de ellos es muy escaso.
La mayoría de lo que leemos como “hechos” no son mas que conjeturas de personas con una imaginación aguda que andan siempre en la búsqueda de algo nuevo y emocionante. Aun así, estos son los primeros que salen a decir que el relato bíblico es una teoría. Los hechos reales—y los únicos de los que podemos depender—es que estos huesos fosilizados son los restos de animales de gran tamaño, muchos de ellos reptiles, que vivieron en un ambiente que les permitía vivir cientos de años y de esta forma crecer hasta su muerte. La presencia de sus huesos fosilizados en los estratos que fueron lavados por el agua son el testimonio más claro de su destrucción por parte del Creador a través del gran diluvio.
Notas de pie de página
1., 2. Man, Time and Fossils, por Ruth Moore, p. 114.
3. The New Larned History, Vol 1, p. 119.
4. Encyclopaedia Britannica, 1984, Vol. 15, p. 279.
5. Creation Ex-Nihilo, Vol. 14, No. 2.
6. The Bible-Key to Understanding the Early Earth, por McLean, Oakland and McLean, p. 59 & 60.
7. Two New Sciences, por Galileo Galilei; traducido por Stillman Drake, p. 127-128.
8. The Dinosaur Heresies, por Robert T. Bakker, p. 350.
9. Origin of Species, por Charles Darwin, p. 80 & 157; citado en A Scientific Analysis of Genesis, por Edward F. Blick.
10. Dinosaurs Rediscovered, por Don Lessem, p. 29.
11. The Day of the Dinosaur, por de Camp and de Camp, p. 121.
12. Dinosaurs Rediscovered, p. 38.
13. The Day of the Dinosaur, p. 223.
14. Dinosaurs Rediscovered, p. 174. 15. Ibid., p. 277.
Preguntas y respuestas sobre el Arca de Noé
EL ARCA DE NOÉ
El año pasado apareció un artículo en la Revista Creacionista Australiana, “Ex-Nihilo”, en el que los autores intentan desacreditar el descubrimiento del arca. Yo envié una respuesta en la que adjunté ciertos documentos como evidencia de que los escritores de esta artículo no estudiaron a fondo los hechos. Hasta ahora, solo hemos dado esta respuesta a un par de personas que la han solicitado. Una de esas personas fue Andrew Jones.
Hemos hablado con Andrew en varias ocasiones y él está revisando las cosas muy minuciosamente, como nadie lo había hecho hasta ahora; y él tiene (corríjanme si me equivoco) 16 o 17 años de edad. De cualquier modo, Andrew envió una copia de la respuesta a David Fasold, quien nos llamó para preguntar si podía reproducirla en su publicación. Por supuesto que aceptamos, y también tomamos la decisión de incluir una versión editada en la nuestra. Nosotros no podemos, sin embargo, incluir las 20 páginas de documentación que la acompañan, y hemos tenido que editarla grandemente.
Respuesta a las alegaciones publicadas en la revista “Ex-Nihilo”.
Por Mary Nell Wyatt
(Las alegaciones se enumeran de primero, y luego se presenta la evidencia como defensa).
1) AFIRMACIÓN DE QUE HAY MÁS ESTRUCTURAS CON “FORMA DE BOTE” EN EL ÁREA: Pág. 27. En relación a las fotografías originales de 1950 del arca tomadas durante un reconocimiento aéreo de la zona por parte de la OTAN, afirman: “Esta estructura con forma de bote es verdaderamente única. La Fuerza Aérea Turca presentó otra fotografía (ver página 32), hace varios años, mostrando tres estructuras similares en el material fangoso de las laderas del llamado “pequeño Ararat”.
RESPUESTA: En los reconocimientos aéreos realizados por la OTAN en Turquía durante la década de los 50, se fotografió cada pulgada de esta sección de Turquía oriental por aviones a gran altitud. La región está a 20 millas (32 km.) de la frontera rusa y de una base de misiles soviética. Estas fotografías se tomaron para determinar si los misiles habían sido movidos al área, mediante la comparación de fotos nuevas con viejas. No quedó pulgada del lugar que no fuera minuciosamente fotografiada y documentada, especialmente las áreas remotas del pequeño y del Gran Ararat, que podrían haber sido usadas como unos excelentes escondites.
Cuando la fotografía que mostraba la estructura con “forma de bote” fue descubierta, el Dr. Arthur Brandenberger, la mayor autoridad mundial en planografía tridimensional dijo, “no tengo la menor duda de que este objeto es un barco. En toda mi carrera, jamás había visto un objeto como este en una fotografía tridimensional” (ver el libro de Rene Noorbergen, “The Ark File”). Si hubiesen habido otras formaciones remotamente similares a estas en su forma, estas habrían sido detectadas en las fotografías de los reconocimientos, las cuales fueron cuidadosamente examinadas.
Haga clic aquí parea ver la fotografía aérea.
Si se hace un examen cuidadoso de la foto presentada en el artículo nos daremos cuenta de que fue retocada. Esto fue confirmado por la misma persona que hizo el trabajo. A fin de responder de forma más concisa a los alegatos de que hay otras estructuras similares en el área, una parte del trabajo de Ron Wyatt y de sus asociados fue la de examinar cuidadosamente otras áreas que tienen una apariencia exterior similar.
Entre el 20 y el 27 de agosto de 1985, Christian Broadcast Network ofreció una serie de transmisiones diarias sobre el trabajo que se estaba efectuando en el lugar. Esto sucedió al mismo tiempo en que fue grabado el programa 20/20 de la ABC. Las transmisiones se iniciaron con el Dr. John Baumgardner, un geofísico del Laboratorio Nacional Los Álamos de New Mexico; y se centraron en entrevistas a él y en el trabajo que estaba realizando en ese momento junto a Ron y David Fasold en la estructura con forma de bote. Al informar acerca del proyecto, reportaron lo siguiente:
“Mediante un detector de metales, Baumgardner ha podido confirmar la existencia de metal en el subsuelo en intervalos regulares”.
En una entrevista en vivo en el mismo programa, desde Ankara, Turquía, el Dr. Baumgardner afirmó:
“Creemos que la información que hemos obtenido es única. Hay varias formaciones que tienen una forma similar y hemos estado investigando algunas de ellas. Al hacerlo, hemos encontrado que estas no poseen las características especiales que existen en el sitio donde nos hemos enfocado”.
El Dr. Baumgardner afirmó en televisión nacional que el sitio donde estaba trabajando junto a Ron, David y otros miembros del equipo, era único.
2) AFIRMACIÓN DE QUE LAS LECTURAS DEL DETECTOR DE METALES NO SEGUÍAN UN PATRÓN REGULAR:
Página 28: El artículo da por sentado que las lecturas no seguían un patrón específico, ni mostraban espacios regulares:
“Al utilizar el detector de metales regular de disco (el que tiene un disco detector al final de una vara) se encontraron ‘puntos calientes’. Sin embargo, estos estaban distribuidos de forma irregular y no en un patrón continuo de líneas”.
RESPUESTA: En las entrevistas referida de CBN en el Nro. 1, el presentador afirma lo siguiente:
“…Utilizando un detector de metales, Baumgardner ha podido confirmar la existencia de metal en intervalos regulares”.
En un artículo de prensa (anexo) de nombre “¿Encontrada el Arca de Noé?” (apéndice A), el reportero escribe sobre una charla que John Baumgardner dio en el Laboratorio Nacional Los Álamos:
“Al mostrar fotos aéreas que dejaban ver una impresionante figura con forma de bote, Baumgardner notó que los estadounidenses encontraron un patrón de metal regular a 6.300 pies de altura (dos mil metros) con la ayuda del detector de metales. ‘Para mí fue sorprendente el descubrimiento este patrón de metal’, afirmó”.
Un video de las expediciones de campo de 1985-86 realizadas por Ron, David Fasold y John Baumgardner puede obtenerse de David Fasold, donde se muestra al mismo John Baumgardner usando el detector de metales y probando la regularidad de los “puntos calientes”. Si lo desea, puede escribir a David en:
David Fasold
14781 Pomerado Road
Poway, CA 92064
El video es el de las expediciones de campo de 1985-86
3) AFIRMACIÓN DE QUE EL GENERADOR DE FRECUENCIA MOLECULAR ES UNA “VARA ADIVINADORA”: Página 29:
“Científicos calificados han sido consultados de forma independiente sobre este artefacto, que suele ser publicitado en revistas para “cazadores de tesoros”, pero nunca en publicaciones científicas serias. Todos concuerdan de forma unánime en que no se emplean principios científicos. De hecho, dos de ellos fueron capaces de construir y probar modelos funcionales. Los resultados obtenidos de dicha técnica no pueden considerarse confiables. Las barras de soldadura que están siendo utilizadas como “varas adivinadoras”, son el equivalente a utilizar una vara de dos puntas para buscar agua”.
RESPUESTA- En 1988, Ray Brubaker, de “Las Noticias de Dios detrás de las Noticias”, en St. Petersburg, Florida, le pidió a un ingeniero eléctrico que investigara las afirmaciones de Ron. La investigación independiente e imparcial de parte de Terry Johnson de Tampa, Florida, incluyó una investigación del generador de frecuencia molecular.
“El artefacto es esencialmente un generador de frecuencia (El primero de Ron fue marca HeathKit) asociado a un contador de frecuencia. Este permite que el usuario pueda aplicar frecuencias distintas a los diferentes tipos de metales que el usuario quiere localizar. La señal es luego amplificada y propagada de forma electromagnética a través del suelo.
Al alcanzar el metal, se produce una reacción en su resonancia paramagnética electrónica; que a su vez, causa una perturbación electromagnética que se propaga desde el metal receptor hasta el que emite la señal. El usuario recibe de vuelta esta onda electromagnética en su cuerpo.
En este artefacto el cuerpo de la persona hace las veces de antena, de la misma forma en que la señal de la televisión mejora cuando tocamos la antena de bigote o el conector de la antena detrás del televisor. El receptor toma en sus manos dos varas de metal que se atraen mutuamente cuando el campo electromagnético de su cuerpo es perturbado en la dirección apropiada.
El cuerpo humano tiene dos campos electromagnéticos, uno positivo y otro negativo. En el caso de Ron, él usó una batería y varias bobinas para incrementar el campo de su cuerpo. En el modelo “Filter King”… las varas fueron especialmente seleccionadas para ser más sensibles a las perturbaciones electromagnéticas…
Este artefacto fue inventado por H. G. Heranimus, quien trabajó para el gobierno y patentó el concepto de frecuencia molecular hace once años. Él falleció hace algún tiempo y ahora otros están fabricando su idea”.
El artículo de EX NIHILO que condena este artefacto no da los nombres de los científicos que supuestamente construyeron y probaron estos aparatos. El instrumento utilizado no “adivina”, porque funciona bajo principios científicos sólidos. Muchos científicos, arqueólogos e ingenieros, lo usan. El generador de frecuencia molecular en nuestro poder es fabricado por Cochran and Associates, en Bowling Green, Kentucky; y cuesta 6.500 dólares, un precio bastante alto para una simple “vara adivinadora”.
De igual manera, la prueba del metal en el lugar hecha con el generador de frecuencia molecular fue idéntica a la que dieron los detectores ferromagnéticos y de inducción de pulso, así como con el radar de interfase subsuperficial. Es decir, así prescindamos de las lecturas obtenidas con el generador de frecuencia molecular, los resultados seguirán siendo los mismos.
4) AFIRMACIÓN DE QUE NUNCA SE HICIERON PRUEBAS COMPLETAS CON RADAR: Pág. 29: Se afirma que los datos obtenidos con el radar no son confiables y que nunca se escaneó la estructura completa. Dicen que los escaneos fueron incompletos en 1986 e incluso que nunca se hicieron.
“…el trabajo planificado para continuar escaneando la estructura nunca se cumplió, por lo menos por parte de Wyatt y Fasold, según lo que han publicado”.
RESPUESTA: Permítanos aclarar nuevamente que este autor nunca tuvo acceso a nuestra investigación. Solo recibió reportes de segunda mano de parte de algunas personas. Para probar que se realizaron otros escaneos, hemos anexado una copia de uno de los permisos que se le dieron a Ron en 1987 (abajo). Esta es una prueba de que hubo escaneos de los que esta gente no se enteró. Y hubo muchos, no solo uno.
5) AFIRMACIÓN DE QUE GSSI NO CREE QUE EL OBJETO SEA DE FABRICACIÓN HUMANA: Pág. 30: Afirman que el fabricante del escáner de radar, la empresa GSSI de Hudson, New Hampshire, ha declarado que no creen que la formación contenga alguna clase de estructura artificial:
“Fenner continua indicando que ni él, ni GSSI, creen que la formación sea de fabricación humana”.
RESPUESTA: Tenemos un artículo de nombre, “Arqueólogo asegura haber encontrado el arca” de fecha 3 de agosto de 1986. Este articulo nos lo envió la gente de GSSI y venía incluido en el paquete de información que ellos envían a las personas interesadas en adquirir sus equipos de escaneo subsuperficiales de interfase de radar (apéndice H). Es muy extraño que ellos nieguen que el sitio contenga alguna estructura de fabricación humana, cuando en 1992 utilizaban este artículo para publicitarse. En el artículo, Joe Rosetta, vicepresidente retirado de GSSI (y también Tom Fenner, quien era el director para ese entonces) afirman:
“Aunque Rosetta no reveló su opinión sobre las afirmaciones de Wyatt, sí dijo del objeto enterrado, “Uno jamás se encontraría algo semejante en la geología natural… alguien tuvo que haber creado esta estructura, sea lo que sea”.
Hace poco recibimos otra publicidad de los radares GSSI que nuevamente menciona sus uso en la investigación del arca:
“Los sistemas GSSI han viajado a Egipto a ayudar en la búsqueda de tumbas de cuatro mil años de antigüedad; a Turquía, para localizar el verdadero lugar donde están ubicados los restos del Arca de Noé; y a la península árabe a encontrar la ubicación de una ciudad que fue un antiguo centro de comercio de especias”.
Joe Rosetta también apareció en una entrevista en el canal 9 de televisión de Hudson, New Hampshire, en la que afirmó lo siguiente, mostrando las imágenes del escaneo del arca que nosotros usamos durante nuestras presentaciones:
“Estos datos no son, ni representan algo producto de la geología natural. Se trata de una estructura de fabricación humana. Los reflejos aparecen en intervalos regulares. Demasiado regulares para ser interfases de tipo natural”.
Nosotros no pedimos ni esperamos que GSSI ni otra organización científica concluyan que la evidencia prueba que esta es el Arca de Noé. Simplemente citamos sus conclusiones sobre lo que las pruebas y la evidencia representan, como el hecho de que los escaneos de radar muestran definitivamente una estructura de naturaleza artificial.
Cuando Joe Rosetta vio los datos, se le mostró el video del escaneo en progreso que se realizaba en el lugar. Por lo tanto él, como Tom Fenner, no solo vieron el resultado de los escaneos, sino el trabajo que se estaba realizando, con los resultados del radar imprimiéndose en el sitio. Cuando Ron fue a GSSI, grabó en video el proceso completo de lectura de los resultados del escáner. Ese video está en nuestro poder.
6) AFIRMACIÓN DE QUE LA MUESTRA DE LA CUBIERTA DE MADERA NO HA SIDO VERIFICADA: Pág. 31. La realidad es que a esta muestra se le han hecho extensos análisis, la mayoría de los cuales permanecerán confidenciales hasta que terminemos el trabajo. Sin embargo, podemos afirmar que las pruebas de laboratorio confirman que esta contiene carbón orgánico, y que ha sido examinado bajo el microscopio de electrones.
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RESPUESTA: En un próximo video daremos a conocer las pruebas realizadas en la madera en los Laboratorios Galbraith en búsqueda de carbón total, que incluye tanto orgánico como inorgánico; y las pruebas en busca de carbón inorgánico.
Esta prueba, que es solo una de las numerosas hechas a esta muestra de madera, deja ver que contiene un .7019% de carbón orgánico. La presencia de carbón orgánico prueba que el objeto no es una piedra, sino que alguna vez contuvo materia viva (.7100% de carbón total menos .0081% de carbón inorgánico da un total de .7019% de carbón orgánico).
La muestra fue llevada en 1992 a los Laboratorios Teledyne-Allvac, donde fue examinada con un microscopio de electrones. Yo misma grabé en video todo el proceso, incluyendo esta prueba con el microscopio de electrones, grabando directamente los monitores con los datos arrojados mientras estos eran vistos por los analistas. Todos los resultados están archivados, con fotografías de los cortes finos transversales, etc. También contamos con un buen número de testigos, como Richard Rives, de Matthews, North Carolina, quien nos acompañó; así como muchas otras personas de Teledyne que presenciaron el trabajo. Todo está en video.
Preguntas y respuestas sobre el Arca de Noé
(continuación)
7) AFIRMACIÓN DE QUE RON “INVENTÓ” LA HISTORIA DE QUE LOS TURCOS ENCONTRARON ARTEFACTOS EN EL LUGAR: Pág. 33: Intento de refutar la afirmación de que científicos turcos encontraron varias barras de metal de cuatro pies de largo:
“En cuanto al reporte de que arqueólogos turcos encontraron ocho pares de barras de metal bifurcadas, la única fuente de esa historia es el propio Wyatt”.
RESPUESTA: En el artículo referido, anterior al reporte de John Baumgardne del Laboratorio Los Alamos (apéndice A) se dice:
“Desde la visita del equipo estadounidense en agosto, el gobierno turco ha enviado a un grupo arqueológico al lugar, quienes encontraron varias barras de hierro de cuatro pies de largo, madera petrificada y otros objetos de metal, dijo Baumgardner”.
Como científico, él no va a reportar al Laboratorio Los Alamos algo que no sea cierto.
8) AFIRMACIÓN DE QUE RON “PLANTÓ” ARTEFACTOS EN EL LUGAR: Pág. 33: Se ha dicho en varias ocasiones que el Dr. Bayraktutan, uno de los miembros de la Comisión del Arca de Noé, no apoya las afirmaciones de Ron. Incluso dicen que este acusa a Ron de “plantar” artefactos en el lugar:
“…no solo afirma enfáticamente que no apoya esta ni otras declaraciones, sino que busca distanciarse de todas las alegaciones de Wyatt sobre el sitio, expresando grandes dudas sobre cuánta de la ‘evidencia’ realmente ha sido encontrada en el lugar”
RESPUESTA: A finales de julio de 1992, estuve con Ron cuando se reunió con el Dr. Bayraktutan en Erzurum, Turquía, en el comedor del hotel Grand Erzurum. Presencié toda la conversación y le hice algunas preguntas sobre ciertas cosas.
Nos dijo que dos personas habían taladrado el lugar en 1988 y que aún le debían al gobierno turco una buena cantidad de dinero por la construcción de una carretera que se hizo para poder llevar los equipos para taladrar hasta el lugar, mas el costo de los equipos. La última cosa que dijo al levantarnos para salir a caminar fue:
“No se preocupen, todavía estamos cien por ciento seguros de que es el arca”.
Salih Bayraktutan está en la comisión del Arca de Noé, pero no es su director. Ron se comunica directamente con varios ministros en Ankara.
En relación a las acusaciones de que las muestras de Ron “fueron llevadas al sitio” hemos redactado un documento que ha sido firmado por los testigos que estuvieron presentes (el grupo turístico de 1990) cuando Ron encontró el remache fosilizado.
Haga clic para ver una foto del remache
Yo fui quien encontró los pelos de animales; Greg Brewer encontró la cornamenta; el Dr. Nathan Meyers encontró los trozos de lastre. Nada de esto fue secreto, sino en presencia de numerosas personas.
9) AFIRMACIÓN DE QUE EL REMACHE ES PURO “BASALTO”: Pág. 32: Se intenta desacreditar el remache fosilizado que Ron encontró. Tratan de “explicar” que está hecho de basalto.
RESPUESTA: Citaremos una parte del reporte del laboratorio Teledyne-Allvac. Este incluye un párrafo muy importante. Cualquier pregunta relacionada al trabajo que se hizo en este laboratorio será respondida cuando liberemos la información. Como mencioné anteriormente, yo misma grabé en video todo el trabajo en progreso, incluyendo cuando se llevaron las muestras para ser examinadas, etc. El párrafo dice:
“Es interesante notar que en la ubicación 1 (presumiblemente madera fosilizada) se encontró una concentración mucho más alta de carbón (- 1.9%) que en la ubicación 2 (presumiblemente metal fosilizado)”.
El significado de esto es el siguiente: se tomó una muestra del remache de metal. Esta sección fue examinada dos veces, mostrando un contenido de carbón de .14% y de .13%. Entonces, a unos pocos centímetros, se tomó una muestra del área que circundaba la impresión de metal. Esta mostró un contenido de carbón de 1.88% y de 1.97% en las dos muestras que se realizaron. ¡Esto indica que en un centímetro hay un área que contiene casi quince veces más carbón que el centímetro adyacente! Admítanlo o no, esta es una evidencia contundente de que este es un objeto fosilizado. Sea lo que sea, si alguien quiere rechazar que es un remache, la evidencia indica de que se trata de dos estructuras distintas; una con pocas cantidades de carbón en ella, y la otra con quince veces más carbón, suficiente como para haber sido materia viva en algún momento.
Más evidencia encontrada en este remache será revelada cuando Ron haya finalizado completamente su investigación, incluyendo la presencia de carbón orgánico, el cual no está presente en el basalto.
10) AFIRMACIÓN DE QUE LAS ANCLAS DE PIEDRA FUERON HECHAS POR LOS ARMENIOS: Pág. 34: Se han hecho esfuerzos para desacreditar las anclas de piedra, diciendo que estas fueron hechas por los armenios, etc. Según ellos, hay evidencia de que estas alguna vez tuvieron inscripciones y que dichas inscripciones paganas fueron borradas posteriormente y reemplazadas por cruces cristianas. También dicen que son de basalto.
“Esta no es una mera conjetura, ya que quienes examinaron la estela reportaron que hay evidencia de modificaciones hechas en el pasado”.
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RESPUESTA: Lo más interesante sobre esta reporte es que menciona a numerosas personas y científicos que han “examinado” esto y aquello, pero no dan nombres. No muchas personas han visto estas anclas de piedra. Hay muchas de estas piedras que, aparte de Ron, nadie ha visto, pues él es la única persona que sabe dónde están.
El artículo no contiene ninguna foto que muestre la evidencia de que “fueron borradas”. Nosotros tenemos cientos de fotos de acercamientos y videos de estas anclas de piedra, y ninguna de ellas muestra señales de inscripciones que “fueron borradas”.
También tenemos un video de 1988 en el que aplicamos pintura ultravioleta a estas piedras a fin de poder fotografiar las grietas que no son visibles a simple vista. Contactamos a Kodak en Rochester, Nueva York, quienes nos enviaron información completa sobre el procedimiento. Compramos una luz especial para ver las piedras con un líquido especial que se colocó en ellas. Este procedimiento es usado, por ejemplo, por los egiptólogos que buscan inscripciones muy antiguas en monumentos egipcios. El líquido se filtra en grietas microscópicas que se revelan cuando la luz ultravioleta brilla en la superficie.
Yo misma apliqué el líquido bajo la luz del día. Regresamos al lugar al final de la noche para examinarlas, fotografiarlas y grabarlas en video. En ninguna de las piedras que examinamos hay evidencia de que algo haya sido borrado en el pasado.
Haremos pública una fotocopia de una fotografía de una de las anclas de piedra que Ron encontró parcialmente enterrada (ver la página de la foto en colores). Aparentemente quedó enterrada en el lodo cuando fue liberada. Apenas ahora es que la tierra se ha erosionado lo suficiente como para dejarla ver. Tenemos tres de ellas documentadas y ninguna tiene cruces grabadas, pero todas tienen el hoyo en la parte superior (uno está roto). Esto desaprueba la teoría de que los armenios las hicieron y tallaron las inscripciones al momento de hacerlas.
Hasta ahora, ni nosotros ni los científicos turcos han podido encontrar en otro lugar algún registro de algo que se asemeje a estas anclas de madera inscritas, ¡y los turcos lo saben! Las cruces talladas son de dos estilos, bizantino y cruzado. Esto nos dice que estas personas identificaron estas piedras con ocho personas. La piedra erguida en la aldea de Kazán tiene más de ocho cruces talladas. Un examen minucioso muestra que algunas de estas cruces fueron talladas en una fecha posterior, pues las algas no han crecido es ellas como lo hicieron en las cruces originales.
Con relación al tipo de roca del que están hechas, en vista de que no podemos llevarlas con nosotros, no podemos saber más que las personas que supuestamente “las examinaron” en el reporte. En el futuro documentaremos la toma de una pequeña muestra de una de ellas para que no quede duda de la validez de la muestra cuando esta sea verificada mediante exámenes científicos.
11) AFIRMACIÓN DE QUE EL LASTRE HAYADO EN EL LUGAR SON SOLO UNOS NÓDULOS DE MANGANESO DEL LECHO MARINO: Pág. 33: Se afirma que las muestras de manganeso nunca han sido examinadas en corte transversal fino:
“No obstante, no se ha hecho examen microscópico de corte transversal fino para demostrar si las muestras recolectadas y que se afirma son lastre, contienen realmente la textura y composición mineral del lastre”.
RESPUESTA: De hecho esto sí se hizo. Tenemos fotos en nuestro poder y numerosos análisis de laboratorio realizados por John Baumgardner en Los Alamos de varias muestras. Una de estas muestras era del lastre. El Dr. Baumgardner escribió en el reporte con su propio puño y letra: “tizones de producción de aleación de aluminio”, firmado “John Baumgardner, Los Alamos”. Estos reportes fueron enviados a Ron y nosotros los tenemos archivados.
John Morris también afirma que son nódulos de manganeso como los que se pueden encontrar en el fondo del Pacífico. Esto puede refutarse fácilmente. Primero, ¡no estaban en el lecho del Pacífico! En uno de nuestros análisis, dieron un contenido de 84% manganeso y en otro 87%. En la edición de 1985 de la Enciclopedia Británica se afirma que los nódulos de manganeso que se encuentran en el mar generalmente contienen un 35% de manganeso, ¡y en concentraciones altas un 50%! Además, las que están en el mar contienen cantidades significativas de cobre (2.5%). Nuestra muestra tiene menos de .03% de cobre.
Pero la evidencia más significativa es el tamaño de nuestra muestra: 7 x 10 pulgadas (18 x 25 cm.) con un alto de 2 1/2 a 3 pulgadas (de 5 a 8 cm.). Los nódulos de manganeso del lecho marino no suelen “ser mayores de 2 pulgadas (5 cm.) de diámetro”.
12) AFIRMACIÓN DE QUE TURQUÍA NO RECONOCE EL LUGAR: Pág. 35: Se dice que no se ha hecho ningún reconocimiento por parte del gobierno turco sobre el Arca de Noé.
RESPUESTA: Anexo (a la derecha) encontrarán una copia de un artículo del “Hurriyet”, el mayor periódico turco, del 21 de junio de 1987. Este está traducido en la portada del libro “El Arca de Noé, descubierta” de Ron Wyatt, pero tal vez ustedes quieran leerlo nuevamente acá.
Aparte de esto, la literatura turística turca que recolectamos en Ankara en agosto de 1989 y años después, promociona el Arca de Noé, incluso con una fotografía del lugar.
En la ceremonia de dedicación de la carretera, el 20 de junio de 1987, Ron fue el invitado de honor. Allí se le mostraron los planes del centro de visitantes y de la carretera en sí. David Fasold menciona esto en su boletín. No estaba planificado que la carretera entrara en las montañas hasta el lugar a donde está el arca. El plan era llegar hasta el atajo que lleva hacia la montaña. Los turcos habían anticipado un gran influjo de turistas hacia el área y el camino existente en ese momento era insuficiente para lidiar con el tráfico esperado, especialmente autobuses.
Sin embargo, a causa de las incursiones extremas al monte Ararat de parte de buscadores del arca, los turistas estadounidenses nunca pudieron pasar, al menos en grupos grandes. La construcción comenzó en 1988 y nunca se terminó. El área entonces se tornó peligrosa para los turistas debido a cierta actividad terrorista en el área. Nuestra afirmación acerca de la construcción de esta vía se basa en lo que los turcos dijeron a Ron y a David Fasold. En 1989 grabamos en video el inicio de las obras de construcción de la carretera, cuando movieron todas las líneas de teléfono y de electricidad y echaron el asfaltado, que en algunos lugares tenía entre 14 y 18 pulgadas (35 y 45 cm.) de profundidad. Pero cuando regresamos en 1990, aún no estaba lista.
Un artículo de prensa sobre la aceptación de los turcos de que el lugar contiene los verdaderos restos del Arca de Noé es motivo de críticas en el artículo por el simple hecho de que fue publicado en un periódico de Nashville. Se afirma que el reportero estaba parcializado. Sin embargo, el reportero había hablado directamente con oficiales turcos tanto en Nueva York como en Ankara. También entrevistó a John Baumgardner para el artículo.
13) AFIRMACIÓN DE QUE INVESTIGACIONES DE CAMPO POSTERIORES DESAPRUEBAN EL HALLAZGO: Pág. 36: Esta sección intenta usar los datos geológicos que se recogieron entre 1987 y 1988 por John Baumgardner con el Dr. Bayraktutan para probar que esta no es el Arca de Noé e incluso afirmar que es una formación natural.
RESPUESTA: Tenemos una copia de las pruebas de radar hechas en julio de 1987—se afirma que fueron escritas en conjunto por John Baumgardner y el Dr. Bayraktutan. En julio de 1992 me llevé una copia de ellas a Turquía, y cuando yo misma se la mostré y le pedí al Dr. Bayraktutan que verificara que esa era la documentación oficial de esas pruebas, me respondió afirmativamente. Cito ahora de ese reporte:
“Concluimos que la data recolectada de nuestras investigaciones geofísicas no contradicen de ninguna manera la propuesta de que esta inusual estructura con forma de bote cerca de la aldea de Mahser contiene los restos del Arca de Noé”.
En cuanto a las evidencias del taladrado profundo de 1988, extraemos lo siguiente de uno de los boletines del Dr. Baumgardner:
Otro notable descubrimiento fue la presencia de tres puntos en la capa del fluido fangoso de nódulos de un brillante material amarillo llamado limonita. La limonita es un óxido de hierro hidratado y su ocurrencia en un sitio como este aparentemente es anómala. El asunto es cuán anómala, pues el material en las rocas en el área de la fuente del fluido fangoso tiene un contenido de hierro moderado. Sin embargo, durante los meses que he trabajado en el lugar, no había visto este material amarillo brillante en ninguna parte, ni en las fisuras ni en la capa de fluido fangoso. Como investigaciones anteriores nos habían llevado a sospechar la existencia de cantidades anómalas de hierro en el lugar, estos nódulos de limonita son de especial interés, pues podrían representar los restos aherrumbrados de antiguos objetos metálicos”.
Anterior a este artículo, recibimos una buena cantidad de llamadas de personas en Australia que nos han solicitado que revelemos ciertas evidencias. Nadie puede presionarnos a revelar toda nuestra investigación hasta que terminemos con ella. Sospechamos que esta era una de las razones de este artículo, pues varias personas han estado tratando de sacarnos información de cosas que no vamos a revelar. Nosotros mostramos las evidencias que hemos hecho públicas en nuestras presentaciones, incluyendo exámenes de laboratorio que se encuentran en proceso, etc. El autor de este artículo ni siquiera da los nombres de los denominados “científicos” que afirman haber examinado las anclas de piedra y que hasta han fabricado generadores de frecuencia molecular.
Muchos que hasta hace poco creyeron firmemente que esta es el Arca de Noé han caído bajo la presión de personas como las que escribieron este artículo. Científicos y líderes de la comunidad científica han levantado su voz para afirmar que algo como el Arca de Noé no “encaja” dentro de la comunidad científica. Algunos no quieren arriesgarse a perder el estatus de vida que han alcanzado y han tomado esa posición. Quizás por ello nunca veamos a un científico o arqueólogo en este país que apruebe estas investigaciones.
Pero las “realidades” científicas son siempre “realidades”, sin importar la forma en que las personas puedan interpretarlas. Nosotros hemos reunido estas “realidades”, y al hacerlo, hemos aplicado el registro bíblico. Las presentamos como pensamos que son, basándonos en la acumulación de datos disponibles. Si alguien acepta nuestras conclusiones, esa es su decisión personal.
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