Boletín 14: 1 de enero de 1996
Capítulo II
La evidencia: El primer hogar humano en Turquía.*
Todo comenzó en Turquía: fue allí donde la humanidad volvió a nacer. Los restos de las numerosas naciones que “surgieron” cuando ocurrió la división producto de la confusión de las lenguas, aún pueden encontrarse allí:
“Turquía tiene tantos sitios arqueológicos, que nadie ha sido capaz de contabilizarlos hasta la fecha. Se estima que son unos cuarenta mil, e incluyen desde antiguos sepulcros, hasta los restos grandiosos de suntuosas ciudades. Al ser el puente natural entre Asia y Europa, Anatolia (Turquía) fue testigo de una procesión de pueblos y civilizaciones. En este variado país podemos encontrar asentamientos neolíticos y ciudades de la edad de bronce; y continuando la cronología, la mezcla de artefactos de los hititas, asirios, frigios, lidios, jónicos griegos, persas, armenios, helenos, romanos, bizantinos, árabes, selyúcidas, cruzados francos y turcos otomanos. La gran mayoría se encuentran en áreas rurales remotas, muchos accesibles solo recientemente por la construcción de vías de acceso” (PP, p. 56).
“La fertilidad de la llanura de Ararat”*
El área en donde se posó el arca está ubicada en una cadena de montañas a unas pocas millas al sur del valle Araxes o planicie de Ararat (PH, p. 35). El río Aras (Araxes) corre a través de este valle, desde Erzurum, Turquía (al oeste del hogar de Noé) y hacia el este en dirección a las fronteras con Rusia e Irán. Los dos montes volcánicos de Ararat se levantan en medio de esta llanura, y pueden verse claramente desde el lugar donde se encuentran los restos del arca como irrumpiendo abruptamente en medio del verde y fértil valle. Esta área es conocida por su “especial fertilidad” (PH, p. 35) que refleja las provisiones especiales que hizo Dios para la primera familia que reestableció la vida en la tierra. En 1989 Ron fotografió un puesto de venta de vegetales a un lado del camino en esta área donde un agricultor local vendía repollos. ¡Los más grandes que hemos visto en la vida!
Plantas frutales de semillas traídas en el arca
Antes de que Noé y su familia entraran al arca, y después de que Dios le dijo que tomara dos de cada animal impuro y siete parejas de los animales puros, Noé recibió instrucciones adicionales:
“Recoge además toda clase de alimento, y almacénalo, para que a ti y a ellos les sirva de comida” (Gén. 6: 21).
Esto da a entender que la comida de las personas y los animales era de origen vegetal. Es decir, productos que podían recogerse y que durarían frescos durante todo el tiempo que estuviesen en el arca; y que de este alimento obtendrían semillas. De esta forma, aunque no hubiesen llevado semillas (que seguramente sí lo hicieron) habrían podido comenzar a sembrar la tierra gracias a las semillas de los alimentos que consumían. Las excavaciones arqueológicas revelan evidencias que armonizan perfectamente con esta hipótesis. No puedo sino sonreír al leer la siguiente cita relacionada a las evidencias que se han encontrado en Turquía central y del este:
“La paleobotánica ha encontrado evidencias de cultivo de farro, de trigo escaña y de cebada, con mutaciones que resultaron en mejorías; aunque el problema del origen geográfico de los granos salvajes que se han encontrado en los asentamientos antiguos que se han excavado aún está por resolverse” (PH, p. 4)
“Más enigmático que las diferentes variedades de madera que se utilizaban para construir, son las especies de plantas alimenticias con las que contaban. De estas, sin duda las más importantes son los cereales, pero también son las más problemáticas por el problema aún no resuelto de sus orígenes” (PH, p. 10).
Fue en Anatolia (Turquía) donde “renacieron” muchas de estas plantas. Allí fueron sembradas por Noé y su familia de semillas que fueron traídas desde antes del diluvio, y llevadas a varios lugares del mundo:
“Anatolia está situada en la confluencia de tres importantes zonas de distribución de plantas: la Euro-siberiana (Europa, Rusia y Siberia), la Irano-turanesa (las estepas de Asia central, Irán y Anatolia central) y la zona Mediterránea […]. Recientemente se ha descubierto una cantidad de plantas endémicas confinadas a Turquía, especialmente a los montes Tauros, donde confluyen las zonas botánicas Irano-turanesa y Mediterránea” (PH pp. 9, 10).
¡Esta cita es particularmente emocionante, ya que nos dice que en toda el área de Turquía central hay un gran número de plantas que SOLO existen allí! ¿Qué significa esto? Que algunas de las plantas originales que trajo Noé del mundo antediluviano nunca salieron de la región de Babel. Al parecer, cuando llegó el momento en que los diferentes grupos abandonaron el área, solo se llevaron consigo los granos más importantes y las plantas que eran de primera necesidad para su existencia, dejando atrás una buena variedad de plantas de origen ante-diluviano.
Noé incluso cosechó frutos que AÚN se dan en el frío clima turco
Noé y su familia no solo contaban con granos. También tenían frutas, algo sorprendente si consideramos el clima del área nororiental de Turquía. Actualmente Turquía tiene una buena producción de frutas, a pesar de su clima frío:
“Manzanas, ciruelas, albaricoques, duraznos y moras son comunes en el oriente del país, incluyendo los distritos alrededor del lago Van, donde son lo suficientemente robustos como para resistir los fuertes inviernos” (PH, p. 10).
¿Recuerdan la viña de Noé?:
“Noé se dedicó a cultivar la tierra, y plantó una viña” (Gén. 9: 20)
Pero los viñedos suelen ser de climas tibios, y no de regiones con inviernos tan extremos como los de Turquía oriental. No obstante:
“El vino se produce de manera vigorosa en gran parte de Anatolia, Trans-caucasia y la cuenca de Urmía, del tipo vitis vinifera” (PH, p. 11).
Como evidencia adicional tenemos los especimenes de antiguas plantas comestibles que se han encontrado en los asentamientos antiguos que circundan el área donde se encuentra el arca y el área que Ron identificó como Babel, al sur de Turquía central. Aún hoy en día encontramos plantas que no existen en otros lugares de la tierra. ¿Qué explicación podemos darle a esto? No existe otra, que el relato del Génesis.
El conocimiento técnico avanzado de Noé y su familia
Noé y su familia, las primeras personas que habitaron el mundo después del diluvio, NO eran ningunos seres primitivos. Al contrario, traían un vasto conocimiento del mundo antediluviano. Pero la tierra estaba estéril después del diluvio. Los únicos materiales con los que contaban para trabajar EN ESE MOMENTO fueron los que trajeron en el arca. Tal vez “canibalizaron” partes del arca hasta que los árboles crecieron lo suficiente como para poder ser utilizados como madera, y encontraron fuentes naturales de metales, como la obsidiana, con los cuales poder fabricarse herramientas.
Uno de los descubrimientos más emocionantes de Ron en el arca de Noé fue la gran cantidad de metales que halló en los restos de la embarcación (vea nuestro video “Discovered- Noah’s Ark” [El descubrimiento del Arca de Noé] para más información y análisis). Ron cree que el material que se usó como lastre, que generalmente proviene de desecho de alguna producción de metal, fue el material que sobró de la elaboración de los remaches metálicos que se utilizaron en el arca. Este metal, además de estar a su disposición, era lo suficientemente pesado como para usarse como lastre.
Pero Ron creía que había una razón adicional por la que fue utilizado este material. Noé y su familia iban a necesitar metal después del diluvio para manufacturar herramientas e implementos para la agricultura. Ron concluyó que ellos usaron el metal del lastre y quizá algunos de los remaches del arca para hacer estos implementos hasta que fueron capaces de encontrar fuentes naturales de estos materiales. Esta teoría, por supuesto, podría considerarse valedera si se descubriera evidencia de elaboración de metales en el área.
Un antiguo lugar donde se trabajaba la herrería a unos pocos kilómetros del hogar de Noé
A unos pocos kilómetros de donde se encuentra el arca, en el valle Araxes, hay un vasto complejo de cercas de rocas muy antiguas que rodean una antigua casa de piedra. Detrás de este complejo (al norte) se encuentra un antiguo altar de piedra ubicado entre dos colinas. Frente a esta casa Ron encontró dos sepulcros que según las indicaciones marcaban el lugar de sepultura de Noé y su esposa. Por tal motivo pensamos que este era el hogar de Noé.
En los alrededores del camino de tierra (hacia el sur) está la villa donde se encuentran varios anclas de piedra que contienen cruces grabadas sobre su superficie. En el lado norte de las colinas donde está el altar encontramos al río Araxes, y más allá el sitio conocido como Metsamor.
A solo unos pocos kilómetros del hogar de Noé se encuentra uno de los centros metalúrgicos arqueológicos más antiguos que se han encontrado, si no es el más antiguo. Los análisis del cobre encontrado en este lugar muestran catorce tipos de aleaciones distintas, que incluyen estaño, plomo, antimonio y zinc (PH, p. 70). La sofisticación de este centro metalúrgico ha fascinado a los arqueólogos, quienes lo han catalogado “único en su complejidad y longevidad” (PH, p. 68). La sofisticación de este centro bien llama la atención:
“También se encontraron tubos de arcilla insertados en los hornos para usarse con fuelles. También en esta primera fase en Metsamor se encontraron ladrillos de fósforo: […] el fósforo se usaba para la fundición de la casiterita a fin de obtener estaño” (PH, p. 68).
Elaboración antigua de bronce y de vidrio
Cuando se excavan lugares arqueológicos se estudia la secuencia en que se encuentran los materiales. Los que están justo arriba del suelo virgen y que no tienen nada debajo representan los primeros niveles de ocupación. En Metsamor, se encontró escoria de bronce en la capa más antigua (PH, p. 68), un misterio que ha mantenido extrañados a los arqueólogos, quienes creen que el hombre evolucionó y progresó muy lentamente a través de las diferentes etapas del conocimiento: primero descubrió el fuego, después inventó la rueda, después cultivo el suelo y domesticó animales, y mucho después descubrió los metales y comenzó a labrarlos. Pero aquí la evidencia indica que el hombre entró “a escena” con un vasto conocimiento tecnológico, al ser capaz de producir una aleación como el bronce, que requiere estaño e incluso zinc para aumentar su dureza.
Y no solo producían metales sofisticados, ¡sino también VIDRIO! “La fabricación de vidrio también floreció en Metsamor, tal como lo indican seis materiales metalúrgicos que incluyen manganeso mezclado de diferentes maneras para lograr diferentes colores” (PH, p. 110). ¿Recuerdan las teorías de Ron sobre el lastre y los objetos metálicos del arca? ¡Muchas de las muestras de lastre del casco del arca que Ron mandó examinar contenían más de un 85 por ciento de manganeso!
Remaches antiguos
Ron documentó el uso de grandes remaches en el arca. Es de esperarse que Noé y sus hijos hayan pasado el uso de estos a sus descendientes, y eso es exactamente lo que muestra la evidencia. En Amiranis-Gora, al norte del área del arca, se encontró alfarería en un cementerio con “pomos alrededor del borde de la boca de los jarros […] que parecen imitar remaches” (PH, p. 67).
Para que no quede duda, otro misterioso grupo de artefactos fue descubierto en 1974 y 1975. Un director de antigüedades turco trajo estos objetos al museo de Adana (en Turquía) dando una serie de explicaciones sobre su origen. Aunque se desconoce su procedencia exacta, se sabe que los obtuvo de la misma región y que están fechados hacia el tercer milenio o finales del segundo milenio a. C. Entre estos artefactos se encuentran numerosos cuchillos de cobre, espadas, cinceles y hachas. Una característica importante es que dos de las espadas tienen casi 36 pulgadas (91 cm.) de largo, “lo que las hace difíciles de tomar con una sola mano” (AS, t. xli, p. 185). Pero la característica que más nos interesa ahora es que han sido fechadas como muy antiguas por los arqueólogos ¡y que su mango estaba pegado con REMACHES! De hecho, todos los cuchillos encontrados tienen remaches.
La torre de Babel, capítulo II
Al crecer la familia de Noé, se fueron diseminando por todo el valle de Araxes (la llanura de Ararat).
Como dijimos anteriormente, debemos tener presente algunas cosas al buscar las evidencias. Al crecer la familia de Noé (antes de dirigirse a Babel) y crecer también la población de animales, debió existir la necesidad de expandirse y establecerse a cierta distancia entre sí. Abraham y Lot tuvieron que separarse porque sus rebaños no cabían en el lugar donde estaban:
“Por eso comenzaron las fricciones entre los pastores de los rebaños de Abram y los que cuidaban los ganados de Lot. Además, los cananeos y los ferezeos también habitaban allí en aquel tiempo. Así que Abram le dijo a Lot: ‘No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes. Allí tienes toda la tierra a tu disposición. Por favor, aléjate de mí. Si te vas a la izquierda, yo me iré a la derecha, y si te vas a la derecha, yo me iré a la izquierda’” (Gén. 13: 7-9).
Este pasaje solo habla de dos familias que tuvieron que distanciarse una de otra para que sus animales pudiesen pastar cómodamente. Al crecer la familia de Noé, sin duda afrontaron el mismo problema y tuvieron que apartarse unos de otros. Para ilustrar la importancia y la necesidad vital de tierra de estos pueblos antiguos, tenemos el ejemplo de los arios, quienes invadieron India mucho tiempo después:
“Ellos querían tierras y pasto para su ganado. Su declaración de guerra no tenía nada que ver con su honor nacional, sino con el deseo de tener más ganado” (OH, p. 397.)
Como ya explicamos, la llanura de Ararat o valle de Araxes tiene de 80 a 90 millas (128 a 144 km.) de amplitud, comenzando al oeste del monte Ararat, y extendiéndose hasta el Irán moderno y la Unión Soviética. Después de un estudio concienzudo, creemos que la evidencia muestra que este valle fue el área donde se dispersó la familia de Noé. En vista de que el arca (y el área donde vivía Noé) está ubicada en la región occidental de esta llanura, los descendientes de Noé debieron haberse expandido hacia el oriente, es decir, hacia el este.
La familia de Abraham vivió en el área al sur de babel
La Biblia afirma que los que se rebelaron contra Dios emigraron hacia el oeste, pero, ¿y los que permanecieron fieles? ¿Migraron al este? ¿Se quedaron en el área? El relato que le sigue en el Génesis es la selección de Abraham como padre del pueblo escogido. Al leerlo, vemos que este vivía en Ur de los Caldeos (que hoy en día se llama “Urfa”), a unas cien millas (160 km.) de Babel. Dado el llamado de partir a Canaán, él y su familia partieron y se detuvieron en Jarán (hoy Harrán) a unas 35 millas (56 km.) al sur de Ur, en donde murió Téraj.
La evidencia muestra claramente que la familia de Abraham se asentó en la región ubicada un tanto al sur del sitio que Ron identificó como Babel, en el área de la “curvatura” del Éufrates y de su subafluente, el río Balikh. Suruç (Serug, el nombre del bisabuelo de Abraham), se encuentra a mitad de camino entre el Éufrates y Harrán. Gracias a las tablas de Capadocia y los textos de Mari, sabemos de un pueblo llamado Nahuru (Najor, el nombre del abuelo de Abraham y de uno de sus hermanos) que estaba ubicado en esta región.
Téraj, el nombre del padre de Abraham, se preserva como Til-sa-Turah, o “la ruina de Téraj” en el valle Balikh. “Pero lo más resaltante es que todos estos nombres se encuentran en el distrito de Harrán, que según la Biblia es la región donde se estableció Abraham” (EH, pp. 195-6.) A dónde se dirigieron el resto de los justos, no lo sabemos. Pero la evidencia de la familia de Abraham en esta región indica que permanecieron en ese lugar mientras otros emigraron a otros lugares. Su familia debió haber sido muy extensa, dado el hecho de que las ciudades fueron bautizadas con sus nombres. Esto indica que ellos fueron quienes fundaron esas ciudades, o se residenciaron en antiguas ciudades abandonadas y las rebautizaron con sus nombres (hablaremos de esto después).
Nakhichevan, en la Armenia soviética. ¿Fundada por Noé?
Cerca del borde oriental del valle hay una ciudad llamada Nakhichevan (justo al este de la frontera iraní, en la Armenia soviética). Numerosas tradiciones armenias le confieren la fundación de la ciudad a Noé (EN t. VII, p. 172). La evidencia encontrada por Ron indica que Noé y su familia fueron sepultados en el antiguo complejo del que hablamos anteriormente, ubicado cerca del lugar donde se encuentra el arca. Asumimos por lo tanto que Noé y su familia permanecieron en este lugar hasta su muerte. Sin embargo, es muy probable que siendo el patriarca de la familia, haya viajado y explorado con ellos las regiones adyacentes en busca de lugares adecuados para establecer nuevas colonias, regresando después a su hogar. Por lo tanto, las tradiciones que dicen que Noé fundó Nakhichevan podrían estar basadas en hechos reales.
El francés Willem Van Ruysbroeck pasó la Navidad en esta ciudad en el año 1254 a. C., y le escribió lo siguiente al rey de Francia sobre su experiencia en esta región: “Cerca de aquí [Nakhichevan] hay unas montañas en las que dicen se posó el arca de Noé. Especialmente dos, una mayor que la otra. El río Araxes fluye al pie de las mismas, y hay un pueblo que se llama Cemanum, que traducido significa “ocho”, por las ocho personas que salieron del arca” (QN, pp. 85-86). Este relato es muy interesante, pues indica que había personas que CONOCÍAN el verdadero lugar donde se encontraba el arca de Noé. Notemos que dice que el arca descansó en las “montañas” (en plural) y no en la montaña “mayor”.
Su relato es el más apegado a la realidad de todas las historias del arca que hemos leído, si consideramos que el hecho que está relatando ocurrió más de 3.500 años atrás. El nos brinda dos importantes aportes: primero, afirma que cerca de Nakhichevan hay unas montañas donde se encuentran los restos del arca, una más grande y otra más pequeña, ubicadas junto al río Araxes; y segundo, que hay un pueblo llamado “ocho” en “la montaña más grande”. Su relato es exacto, salvo por una sola cosa: el pueblo llamado “ocho” (Kazan, donde fueron sepultados Noé y su familia, y donde se encuentran las anclas de piedra), no está en la montaña, sino a unos pocos kilómetros de esta.
Las tradiciones que relacionan a Noé con esta área oriental del valle Araxes parecen confirmar el hecho de que la familia de Noé se dispersó en esta dirección. Hasta el momento en que las personas se dirigieron hacia Babel, este era la región más probable para expandirse porque es llana y puede accederse fácilmente, está atravesada por el río Aras (Araxes) y es muy fértil. También nos confirma la claridad del relato bíblico, que afirma que quienes fundaron Babel viajaron “de oriente” (Gén. 11: 2, RVR1995). La familia de Noé partió desde el lugar donde se posó el arca, donde estaba residenciado Noé. Cuando estas personas se agruparon y se dirigieron a “lugares desconocidos”, la única dirección (“de oriente”) a la que pudieron haberse dirigido era el occidente, ya que al norte había montañas, al este estaba el mar Caspio y ningún río de importancia al sur.
OTRO antiguo centro de elaboración de metales en el valle Araxes
Otra evidencia que apoya la idea de que la familia de Noé se diseminó hacia el oriente a lo largo del río Aras (Araxes) es que en Nakhichevan se encontró otro antiguo centro de elaboración de metales (PH, p. 54). No hay duda de que los descendientes inmediatos de Noé debieron tener conocimientos de metalurgia, y que los pusieron en práctica desde un principio.
Pero, ¿dónde están todos los artefactos de metal antiguos?
Cuando se excavan asentamientos antiguos, los arqueólogos creen que el solo hecho de no encontrar objetos de metal en esos lugares significa que sus pobladores no conocían el metal. Lo cierto es que los metales eran artículos muy preciados en ese entonces, así como lo son en nuestros días. Cuando estos pueblos migraban dejaban en sus lugares de origen ciertos artículos como la alfarería, pues era más fácil volverlos a hacer que llevarlos consigo. Es probable que cargaran consigo algunos pocos objetos que les servían para transportar suministros, pero la mayoría de la alfarería y los artículos pesados hechos de huesos de animales o de obsidiana eran dejados en el lugar de origen. Este tipo de cosas son las que se encuentran abundantemente en este tipo de excavaciones.
Los implementos de metal, sin embargo, eran artículos de mucho valor que con toda seguridad eran llevados con ellos cuando emigraban. Por eso es que muchas veces no suelen encontrarse artefactos metálicos en las excavaciones arqueológicas. Incluso las herramientas viejas u obsoletas tenían valor ya que el metal podía ser reutilizado para crear nuevas piezas. Por lo tanto, es normal la ausencia de objetos de metal —especialmente en estos lugares muy antiguos que claramente fueron abandonados y que no muestran señales de haber sido destruidos por invasores. Cuando Nabucodonosor conquistó Jerusalén en el 586 a. C., se adueñó de todos los objetos de metal como trofeo de guerra (2 Rey. 25: 13-17).
Los eruditos suelen tratar de explicar las evidencias a la luz de sus propias teorías (que por supuesto nunca consideran el relato bíblico). Constantemente intentan explicar las antiguas “culturas avanzadas” como la que operaba el asentamiento metalúrgico de Metsamor, aduciendo que vinieron de otras áreas. Pero aun así, deben admitir ciertas evidencias que señalan sin lugar a dudas que la gente que habitó la región al oriente y nororiente de Anatolia no provino de ningún otro lugar, y que no obtuvieron su tecnología avanzada de alguna influencia extranjera (PH, p. 47).
Bueno, en cierta forma sí vinieron de otro lugar, pero por decirlo de alguna manera era como de otro planeta, pues el mundo antediluviano donde vivían había sido totalmente destruido. Prácticamente, la humanidad renació en ese lugar. Allí nacieron los descendientes de Noé y recibieron los conocimientos avanzados que Noé y sus hijos trajeron del mundo antediluviano. Desde esta región el hombre se dispersó por toda la faz de la tierra. La evidencia muestra que el valle Araxes fue el “lugar desde donde se expandió eventualmente esta cultura en todas direcciones” (PH, p. 44).
La acelerada multiplicación de los depredadores
¿Por qué permanecieron estas personas en el valle Araxes en vez de partir inmediatamente hacia otras regiones? Por una sencilla razón: la población tenía que crecer. No olvidemos que no habían mapas y que el mundo era un lugar desconocido para ellos. Es probable que a veces salían grupos a explorar las áreas inmediatas en busca de recursos naturales, etc., pero hay ciertas cosas que debemos considerar. Si queremos entender la situación de estos seres humanos que vivieron justo después del diluvio, tenemos que ponernos en sus zapatos. El problema es que no podemos siquiera imaginarnos cómo era el mundo que los rodeaba cuando fue reintroducido el reino animal a su hábitat, el planeta tierra. En ocasiones debió ser aterrador, especialmente cuando los animales comenzaron a multiplicarse.
Noé y su familia enfrentaron un mundo completamente destruido después del diluvio. Es este nuevo mundo “en pañales” tuvieron que darse a la tarea de criar a los animales que trajeron consigo en el arca y de cosechar la tierra. Al crecer estas familias, se organizaron en comunidades en las que podían protegerse mutuamente y proteger a sus manadas del creciente número de animales depredadores como los leones y los tigres, que se reproducen en camadas de seis o más por parto y con períodos de gestación cortos; a diferencia de los animales domesticados como las reses, las ovejas y las cabras, que generalmente producen una o dos crías por parto en períodos de gestación mucho más largos.
Con semejante diversidad de animales reproduciéndose libremente a su alrededor, muchos depredadores y peligrosos tanto para ellos como para sus animales, era de gran importancia para las familias y las comunidades permanecer juntos para protegerse. Antiguas ruinas turcas han revelado grandes muros de piedra que, dada la total ausencia de evidencia de invasores, solo pueden explicarse por la presencia de animales salvajes. También se han encontrado casas que no tenían puertas, sino que se entraba a ellas por el techo mediante escaleras que pudieron haber sido construidas así por este mismo motivo. Algunas casas estaban construidas una detrás a la otra, casi como una sola unidad, con una puerta principal que daba hacia un pasillo interno donde estaban las puertas de las casas (Ver PH, NN, EC y numerosas publicaciones AS). Algunos sepultaban a sus seres queridos debajo de una losa de piedra bajo el suelo de sus propias casas, lo que pudo haber sido para evitar que los animales salvajes excavaran y sacaran los cadáveres para comerlos. Desde siempre los seres humanos han reconocido la necesidad de evitar que los animales se acostumbren a la carne humana. Un buen ejemplo de esto son los tigres “come gente” de los que oímos hablar ocasionalmente.
El rápido crecimiento de los depredadores debió haber dificultado la vida de la familia de Noé. Esta situación no había cambiado mucho cuando los hijos de Israel entraron a la tierra prometida:
“Sin embargo, no los desalojaré en un solo año, no sea que, al quedarse desolada la tierra, aumente el número de animales salvajes y te ataquen” (Éxo. 23: 29).
Lamentablemente, este problema abonó el terreno para que Nimrod lograra fama y poder como resultado de sus habilidades como cazador. Hay mucha evidencia en esta región de animales que en la actualidad ya no habitan allí, como un avestruz que aparece en una estela hitita hallada en Turquía (IS, p. 100). También se han hallado “dientes y otros fragmentos de esqueletos de hipopótamo, elephas antiquus [una especie extinta de elefante], caballos, osos y hienas” (MA, p. 14). No se trata de fósiles, sino de animales postdiluvianos.
La influencia de Nimrod se mantiene incluso hoy en día
Hay sucesos que dejan una impresión tan fuerte, que terminan pasando de generación en generación a través de la historia. Lo mismo ocurrió cuando la humanidad y la gran cantidad de animales comenzaron a repoblar rápidamente la tierra después del diluvio. Cuando leemos la historia de Babel tal vez no prestamos mucha atención a un detalle que vale la pena resaltar.
En las estatuillas y alfarería de los pueblos antiguos, los animales siempre ocupan un papel predominante. Por una parte, los pueblos antiguos dependían enormemente del ganado para suplir muchas de sus necesidades; pero por otra parte, vivían atemorizados y en peligro constante a causa de los depredadores que competían por el alimento. Nimrod, el gran cazador, es la única persona mencionada después del diluvio aparte de los nombres que se ofrecen en las genealogías. Sabemos que fue un gran hombre y que fundó Babel y otras tres ciudades (que tal vez fueron más, pues se dice que ese solo fue el comienzo de su reino). Pero lo que lo hizo grande, a nuestro entender, fue su reputación de “gran cazador”
Un autor que recorrió gran parte del medio oriente en 1948 escribió acerca de una historia que le contó Sir Leonard Woolley, el famoso excavador de Ur. “[Él] me dijo que el abuelo de uno de sus supervisores de confianza había cazado un león […]. Los leones deambularon al pie de las montañas del norte de Siria hasta la segunda mitad del siglo XIX. Si alguien quería alcanzar fama y fortuna (y si era fuerte y temerario) debía anunciar que lucharía contra un león […]. El retador debía respetar ciertas reglas tradicionales, como la prohibición de llevar otra arma que no fuese una espada. También se le permitía vendar su brazo y su mano izquierda de forma defensiva con grandes cantidades de hilo de pelo de cabra negra (el mismo material con el que se hacen las tiendas de los beduinos). El león avanzaba y eventualmente se abalanzaba sobre la persona. Cuando los leones atacan, atrapan automáticamente con sus garras delanteras a la víctima para poder dominarla y matarla fácilmente. Pero con esta protección, tanto los colmillos como las garras se hundían en el hilo de pelo de cabra. Entonces, ahí aprovechaba el hombre para contraatacar. Mientras su boca y las patas delanteras estaban ocupadas, debía herirse con la espada la pata trasera izquierda del animal. Solo era un asunto de agilidad y práctica mantenerse fuera del alcance de las mandíbulas de la criatura mientras se le asestaba la estocada final. Digo ‘solo’, pero la agilidad y la práctica necesarias era mucha. Muchas veces el humano salía mal herido de la contienda. A partir de ese momento el vencedor se adjudicaba el título de matador de leones y no trabajaba más por el resto de sus días, pues los matadores de leones eran mantenidos por el erario público de forma vitalicia” (FA,, pp. 168-170.)
Esta historia nos explica un poco por qué la reputación de Nimrod como cazador era tan importante, al punto de haber sido incluida en el relato bíblico. No era —ni es— nada fácil lidiar con animales salvajes; y antes de que se inventaran las armas, el problema era muy desalentador. Por eso es que se trataba como a dioses a aquellos que tenían la valentía de enfrentar a estas bestias salvajes, y al parecer Nimrod tuvo la astucia de convencer a todos de que en realidad era un dios. De esta forma, en alguna área remota al norte de Siria (cerca de Babel) quienes mataban leones recibían el título de “matadores de leones” y no tenían que trabajar más nunca en su vida. La fama del rey David también incluyó su habilidad para matar animales peligrosos. Como recordaremos, David mató un león y un oso (Isa. 17:34-36).
“Construyamos una ciudad con una torre”
Llegó un momento en que un importante grupo de descendientes de Noé decidió abandonar el valle Araxes. Viajando en dirección oeste, llegaron hasta una llanura en la que decidieron establecerse. ¿Quiénes estaban en este grupo que fundó y construyó Babel? No lo sabemos. Solo Nimrod, a quien se consideraba un poderos “cazador” es nombrado. Esta circunstancia nos hace pensar que él era el líder del grupo, aunque no sabemos si lo fue desde un principio o desde que llegaron.
Babel, más que una simple torre
El relato bíblico pareciera sugerir algo más que la simple construcción de una ciudad y una torre:
“Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: ‘Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr’” (Gén. 11: 5, 6).
Al parecer, los habitantes de Babel tenían un enorme conocimiento. Me atrevo a decir que los zigurats y las ciudades de Babilonia y de Ur no eran nada comparados a lo que esta gente era capaz de hacer. Tal vez ni las pirámides de Egipto, que aún hoy son consideradas un prodigio de la ingeniería, podían compararse a lo que se estaba haciendo en babel. Después de todo, después que Dios vio la ciudad y la torre, dijo, “todo lo que se propongan lo podrán lograr”
¿Qué significa esto? ¿Qué eran capaces de lograr? No lo sabemos. Pero la evidencia indica que los hombres que vivieron después del diluvio tenían un gran conocimiento. Sospecho —y esta es mi opinión personal— que si estas personas hubiesen seguido hablando un solo idioma, con el conocimiento antediluviano que traían habrían alcanzado en muy poco tiempo un altísimo nivel tecnológico similar al que nosotros hemos alcanzado en los últimos cien años. Más adelante veremos que las evidencias muestran que los primeros habitantes de esta región poseían un conocimiento técnico muy avanzado, que ha intrigado tanto a eruditos como a arqueólogos.
¿Cómo era la torre de Babel?
Cuando Ron encontró las anclas de piedra en los alrededores del área del arca, hubo una que lo intrigó de manera especial. Debajo de una de las cruces más grandes estaba grabada la figura de una estructura que sin duda representaba una torre. La textura del dibujo indicaba que no había sido tallada en la misma época que las cruces, por lo que Ron teorizó que podría ser una representación de la torre de Babel. Nunca se habían encontrado zigurats en Turquía, por lo que esto era algo verdaderamente novedoso.
Ron especuló que ese pudo haber sido el diseño de la torre de Babel, con una rampa en espiral que ascendía alrededor de la misma en vez de una simple torre escalonada. De esta manera el transporte de materiales habría sido mucho más fácil a medida en que se incrementaba su altura. También habría permitido que el edificio alcanzara mayor altura, ya que si hubiese sido escalonada, el ángulo de los lados habría tenido que ser mayor debido al ancho de cada escalón. Podemos visualizar esto mejor al ver que la forma de una pirámide difiere totalmente del diseño que podemos ver a la derecha, cuyos lados son mucho más inclinados. Una pirámide con una base semejante a esta no pude ser más alta que la mitad de la misma. Esto es importante, pues sabemos que muchas ciudades antiguas tenían zigurats y pirámides.
Hasta donde sabemos, esta es la única evidencia que existe en Turquía que sugiere la existencia de una torre o zigurat antiguo. ¿Quién la dibujó? No sabemos. ¿Cuándo? Tampoco. Pero sin duda este es el único diseño capaz de haber alcanzado las proporciones indicadas en la Biblia, y es interesante que haya sido hallada precisamente en una de las piedras antiguas de la villa de Kazan (el lugar de los ocho). De hecho, la piedra donde está grabada la torre parece ser también una ancla de piedra. Aunque la parte donde debiera estar el hoyo está rota, puede distinguirse una delicada curvatura que parece ser el remanente del mismo.
La ubicación general de Babel DEBE SER la apropiada
Para algunos, escoger la ubicación de una ciudad podría parecer sencillo. Pero consideremos algunas cosas. Primero, en esa época no había supermercados, así que cuando escogían el lugar debían llevar primero todo lo necesario para alimentarse ANTES de comenzar la construcción. Esto implicaba cultivar semillas de rápido crecimiento que pudiesen utilizarse cuando los suministros alimenticios se terminasen. También debían encontrar campos para pastorear sus ganados. Esto implicaba cercar muchas zonas para proteger no solo a los animales, sino a ellos mismos de los depredadores. Todo esto tomaba tiempo, tal vez un mes o más. Así que en Babel tuvo que haber suficientes pastizales; tierra fértil para cultivar; y por supuesto, fuentes de agua.
Solo entonces podían darse a la tarea de comenzar la construcción de la ciudad. Para este fin tenían que encontrar recursos naturales. Ya mencionamos que había una fuente de asfalto (betún) en la región con la que podía fabricarse mortero. También necesitaban una fuente de metales y establecer una metalúrgica. Debían planificar la ciudad y asegurarse que esta tuviese una fuente de agua adecuada.
¿Era apropiado el lugar donde Ron afirma que se encontraba Babel?
Sí lo es en todos los aspectos. Hoy en día sigue siendo una región fértil que produce la misma clase de repollos gigantes que se venden cerca del arca de Noé. Hay mucho terreno ideal para pastar ganado, plano y con abundantes fuentes de agua. Esta cerca del Éufrates, y aún hay petróleo cuatro mil años después de Babel, lo que indica que había suficiente “crudo” disponible para la elaboración del mortero. Además, es una llanura perfecta para construir una ciudad, excepto por algo: Si construían la ciudad sobre el suelo aluvial del llano en vez de excavar hasta el lecho de roca, las estructuras se habrían movido y hundido, causando grandes daños e inestabilidad. Es probable que hayan traído consigo este conocimiento, pero también es probable que no. De hecho, una leyenda afirma que después que se confundieron las lenguas y las personas abandonaron Babel, Dios envió un rayo que partió un tercio de la torre, mientras que otro tercio se hundió en la tierra, permaneciendo solo la parte de la mitad de la torre visible sobre la tierra. Esto es por supuesto solo una leyenda. El hecho es que hay efectivamente suficiente terreno en el área como para una ciudad y la torre.
Evidencia del origen de todos los idiomas
Si queremos entender los acontecimientos del pasado, debemos ponernos en los zapatos de sus protagonistas. Consideremos entonces por un momento una ciudad en donde de repente comienzan a hablarse muchos idiomas diferentes. ¿Qué haríamos en medio de esa confusión? Primero, nos pondríamos a buscar a personas que hablaran el mismo idioma que nosotros y después tomaríamos decisiones sobre los pasos a seguir.
Quien haya estado en un país extranjero donde no se habla el mismo idioma entenderá el grado de dificultad que tendría vivir, construir, plantar o cosechar con quienes no podemos comunicarnos; más en una época en que no existían traductores.
La primera medida lógica sería buscar un lugar a donde irnos. Necesitaríamos nuevamente tierra para cultivar, campos para nuestros rebaños y espacio para establecer un nuevo pueblo o ciudad. Algunos grupos con un idioma común tal vez se ubicaron a 25 millas del lugar de origen y otros quizá tuvieron que viajar cien millas o más en busca de un lugar apropiado para establecerse. Con el paso del tiempo, las áreas cercanas fueron quedando copadas, por lo que nuevos grupos tuvieron que viajar mucho más lejos en busca de lugares adecuados. Quizá hubo grupos muy ambiciosos que viajaron a lugares muy distantes, a miles de millas de distancia. Pero como todo, deben haber quedado indicios de los muchos grupos idiomáticos en esta área.
Y efectivamente, no hay otro sitio en la tierra donde se encuentren tantas lenguas diferentes como en esta área particular:
“Muchas razas y tribus viven aún en el Cáucaso [las montañas ubicadas al norte de donde está el arca de Noé y que integran la barrera norte del valle de Araxes] y el altiplano armenio de Anatolia oriental. Por lo menos cincuenta idiomas y dialectos se hablan en esta vasta y a veces inaccesible región” (LW, p. 137).
“Strambo nos informó (libro XI, 5) que en el país se hablan no menos de setenta dialectos, y que hay quienes llaman al lugar la montaña de los idiomas” (LH, col. VIII, p. 6,743.)
Mientras más nos alejamos del área, menos idiomas encontramos (excepto por los casos de inmigración, así como sucede en Estados Unidos). Esta sola evidencia es suficiente para mostrar dónde se originaron los idiomas.
¿Y qué de la escritura?
La evidencia también indica que los sistemas de escritura desarrollados tuvieron su origen varios años después. Por lo tanto, los únicos registros escritos comenzaron a producirse varios cientos de años después del diluvio. Los primeros sistemas consistían en simples dibujos, pues era la mejor manera de comunicarse con cualquier persona, incluso con los niños. Quizá debido a la gran diversidad de idiomas haya habido familiares tan cercanos como primos, por ejemplo, que quedaron imposibilitados de entenderse entre sí. ¿Cómo nos sentiríamos en una situación como esa? ¿Nos separaríamos de los seres queridos con quienes hemos compartido durante años? Yo no lo haría.
Tal vez hayan tratado de establecerse en comunidades cercanas. Incapaces de comunicarse verbalmente, los dibujos y los símbolos pasaron a ser el mejor método de comunicación. Con el tiempo, algunos aprendieron a hablar diferentes idiomas y la comunicación entre las distintas comunidades comenzó a hacerse posible. Pero esto debe haber tomado tiempo. Hoy en día podemos aprender otros idiomas porque existen personas y métodos que nos enseñan, pero estas personas tuvieron que valerse por sí solos. Sé que fueron muy capaces de hacerlo, porque como veremos más adelante, estas personas poseían una gran inteligencia; más que nosotros, después de 4000 años de deterioro.
Cuando se descubrieron sistemas desarrollados de escritura, muchas veces contenían inscripciones bilingües o el mismo texto escrito por ambos lados en dos o más idiomas, lo que indicaba la presencia de numerosos idiomas en el área.
Aunque se han encontrado muy pocas inscripciones en esta región antes de la ascensión del imperio hitita en el año 1800 a. C. […], hubo ciertamente una gran variedad de idiomas y culturas concentrados en una área relativamente pequeña. Las placas de los archivos hititas en Boghaz Keui fueron escritas al menos en 17 idiomas diferentes, de los cuales varios no se relacionan a ninguna raíz lingüística” (TC, p. 314). ¡Aquí tenemos una prueba de que en unos pocos cientos de años, hubo personas capaces de traducir “al menos en 17 idiomas diferentes”!
Registro antiguo de la “confusión de las lenguas”
Así como se han encontrado textos antiguos con relatos “paganizados” de la creación y el diluvio, se han encontrado también historias que cuentan que en un tiempo solo se hablaba un idioma. El siguiente pasaje está extraído de “Enmerkar y el señor de Aratta”, un antiguo relato sumerio, la civilización más antigua del sur de Mesopotamia, cerca del Golfo Pérsico:
“En otro tiempo existió una época en que los países de Shubur (y) Hamazi, Sumer donde se hablan tantas (?) lenguas, el gran país de las leyes divinas de principado, Uri, el país provisto de todo lo necesario,
el país de Martu, que descansaba en la seguridad, el universo entero, los pueblos al unísono (?) rendían homenaje a Enlil en una sola lengua” (SU, p.284-5)
Aunque “Enlil” era el “dios” al que “el universo entero” daba alabanza, encontramos en un fragmento de otro antiguo texto sumerio que fue “Enki”, a quien a veces se lo llamaba “el hijo de Enlil” (WM, p. 58), el responsable de la “confusión de las lenguas”:
“Enki […] cambió el habla de su boca, puso en ella la discordia, en el habla del hombre que (hasta entonces) había sido una” (PC, p.144.)
Metalurgia cerca de Babel
Sabemos que cerca del lugar donde se estableció Noé se realizaba trabajo metalúrgico altamente sofisticado. Era entonces de esperarse que cuando este grupo se separó para dirigirse a Babel, hicieran lo mismo en su lugar de destino. La evidencia confirma de manera conclusiva que eso fue lo que ocurrió. Unos cuantos kilómetros al este del punto en el mapa donde Ron afirma que estuvo Babel, en la rivera del río Tigris, se encuentra Diyarbakir, ¡donde había otro antiguo centro metalúrgico!
“Las evidencias de herrería en la región de Diyarbakir (‘la tierra del cobre’) […] son muy prometedoras y requieren de más investigación” (EC, p. 120).
La importancia de esto, una vez más, es que esta es sin duda la más antigua evidencia de metalurgia en la región. No es casual que estos antiquísimos lugares estén tan cerca del arca de Noé y de Babel.
Fuentes de cobre
Los restos de antigua actividad metalúrgica en la región son una evidencia asombrosa de las capacidades tecnológicas avanzadas de estos pueblos que surgieron repentinamente en la historia. ¿De dónde sacaban el cobre? En AA, t. XXVIII, p. 99, en un artículo llamado “Fuentes de metal en la antigua Anatolia” se muestran en un mapa todas las fuentes de cobre que se sabe existían en la antigüedad. A la derecha se muestra un segmento de ese mapa, en donde podemos observar que en el área inmediata al lugar donde Ron consideraba que estaba Babel hubo una buena cantidad de minas de cobre. Esta cantidad de minas en una sola región indica que en algún momento existió una buena cantidad de gente poblando el lugar. Estas minas debieron estar activas durante el tiempo de Babel, ya que después de la dispersión los asentamientos humanos en el área fueron demasiado pequeños como para sobrellevar extracciones mineras tan grandes.
Se elimina un obstáculo de la historia de Babel
Un concepto que pudimos encontrar de manera consecuente en los libros y revistas de arqueología turcos es que desde tiempos inmemoriales los pueblos de la región TUVIERON que tener contacto con otros pueblos, debido al uso de estaño en la elaboración del bronce. El problema es que no se conocía ninguna fuente de estaño en Turquía. Concluyen entonces que otras naciones debían existir para ese entonces. Sin embargo, si la historia de Babel es cierta, esto NO fue así. Ron y yo nos preguntamos si Noé habría traído una enorme cantidad de estaño en el arca, pero el problema era que este se había encontrado en áreas tan extensas y en cantidades tan grandes que esto no habría sido posible. El misterio continuó, y seguimos investigando todas las publicaciones que pudimos de manera exhaustiva.
Permanece la pregunta:
“En cuanto al origen del estaño usado en Anatolia, nadie sabe con certeza de dónde provino […]. El estaño usado en la antigua Anatolia continúa siendo un enigma para nosotros” (AA, t. XXVIII, p. 101).
Si no había estaño en Turquía, la única explicación plausible entonces es que estos pueblos tuvieron algún contacto con habitantes de otras regiones, pero si el relato bíblico es cierto no debió haber más nadie en la tierra, ¿no es así?
Dos artículos de 1994 del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago hablan del reciente descubrimiento de una antiquísima mina de estaño en Kestel, a unas 60 millas (96 km.) al norte de Tarso.
“El sistema subterráneo de Kestel mide más de dos millas (3.2 km.) […]. La mina produjo probablemente unas cinco mil toneladas de mineral durante sus mil años de operación”.
Esta mina está ubicada al sur de Turquía central. De esta forma, se derriba otra barrera. Estos pueblos contaban con estaño y no tenían que conseguirlo en otro lugar.
¿A dónde se fueron todos después de Babel?
A medida en que nos hemos empapado con las revistas y publicaciones de arqueología, nos hemos topado de manera recurrente con un concepto en relación a estos sitios antiguos. Se trata de la sorprendente (para ellos, no para nosotros) capacidad tecnológica que poseían estos pueblos. Como sabemos, se piensa que el hombre provino de homínidos que se tropezaron con el fuego después que cayó un rayo. Luego se hicieron “más humanos” aunque extremadamente primitivos, cazando con implementos de piedra cruda, comiendo la carne directamente de los huesos porque no contaban con alfarería ni utensilios. Entonces un día comenzaron de repente a sembrar la tierra y a cuidar rebaños. Debemos tener esto en mente cada vez que leamos reportes arqueológicos y desechemos las fechas y las áreas que son asignadas para los diferentes lugares. Concentrémonos únicamente en la evidencia y lo que esta revela.
Por ejemplo, se han excavado lugares en Turquía central y oriental que no muestran evidencia alguna de que una civilización haya evolucionado a través de diferentes etapas, comenzando desde una absolutamente primitiva hasta llegar a poseer conocimiento técnico avanzado.
“No se ha descubierto hasta ahora en estos centros ningún rastro de una civilización más antigua […] un problema que permanece sin resolverse. ¿Cómo podemos explicar el hecho de que en estas regiones estas [civilizaciones más antiguas que deberían estar allí] no hayan dejado ningún rastro?” (MA, p. 52).
Después de Babel, hubo sin duda algunos grupos que abandonaron completamente el lugar y otros que se asentaron en las regiones aledañas. Si tomamos en consideración el hecho de que las habilidades de aquellos entre los grupos individuales estarían ahora limitadas —algunos tendrían experiencia en metalurgia, otros en alfarería, otros en arte, otros en construcción, etc.—, deberíamos esperar encontrar al menos alguna diversidad en los asentamientos más antiguos. Eso precisamente es lo que se encuentra. Sin embargo, esto ha extrañado a los arqueólogos quienes siguen tratando de fechar cada hallazgo según la premisa de que el hombre se desarrolló uniformemente a través de varias etapas. En un lugar llamado Çatal Hüyük, a unas 150 a 200 millas (240 a 320 km.) al oeste de la región de Babel, las casas no tenían puertas, sino que se entraba por medio de escaleras. ¿Sería esta acaso una manera de defenderse de las fieras salvajes?
Otros lugares revelaron casas a las que se entraba por medio de puertas pero que tenían paredes muy gruesas. Podemos ver aquí la diversidad que apareció de repente cuando las personas se dividieron por la barrera del idioma. Cada quien, como dice Ron, “tenía una forma” personal de hacer las cosas. Cada grupo no tuvo otra opción sino hacer las cosas como pudo, pues ya no tenían acceso al “conocimiento compartido” que poseía la humanidad cuando hablaba el mismo idioma. Pero sus casa no eran para nada primitivas. Las técnicas de construcción comunes incluían laminados de madera con ladrillos que luego eran frisadas con cal. Muchas veces muestran evidencia de haber sido frisadas varias veces, al igual que como hoy en día pintamos las paredes de nuestras casas cuando la pintura comienza a deteriorarse.
La alfarería, que suele usarse como referencia para determinar períodos de tiempo, en este caso ha representado otro desafío, ya que en estos lugares muestra una gran variación de estilos y decoraciones. En uno de estos lugares, cuando alcanzaron el nivel más inferior, no encontraron casi nada de alfarería, lo que los hizo pensar que se trataba de personas muy primitivas que no usaban utensilios para comer. Pero después descubrieron platos y recipientes carbonizados hechos de madera, además de cestas.
El estilo de la alfarería varía mucho de un lugar a otro. Algunas piezas tienen asa, mientras que otras no. Algunas son de un color y otras de otro. Algunas tienen hermosos diseños multicolores, mientras que otras no tienen ninguno, o tienen diseños geométricos grabados en la arcilla sin ninguna clase de color. Si los arqueólogos tuviesen razón, esto significaría que cada lugar representa un período de tiempo diferente en la evolución de la humanidad. Pero a pesar de sus diferencias, estos lugares también presentan similitudes muy obvias que indican que son contemporáneos. Por ejemplo, en casi todos los asentamientos se han encontrado evidencias de metalurgia, que de paso es algo que ha dejado boquiabiertos a los arqueólogos. Se dice lo siguiente de uno de estos sitios al sur de Turquía:
“La perforación de grandes objetos, como cabezas de maza de ceremonia, no representaba ninguna dificultad; pero la cosa cambia con el taladrado de algunas clases de piedras como la obsidiana, en las que se han encontrado perforaciones sumamente finas incluso para nuestras hojillas de aluminio modernas. Es verdaderamente intrigante saber cómo pudieron lograrlo” (PH, p. 21).
Pero lo más importante que debemos destacar de todo esto es que en las regiones que se extienden desde el sur de Turquía central (donde Ron piensa que se encontraba Babel) la evidencia arqueológica revela asentamientos humanos muy antiguos cuyo nivel más inferior (en el suelo virgen) presenta evidencia concreta de personas que poseían un conocimiento técnico muy avanzado.
“Recientes hallazgos revolucionarios dejan absolutamente claro que en esta región al sur de Anatolia central fue que alcanzó sus mayores progresos la civilización neolítica” (MA, p. 18).
La gran “sopa” del conocimiento dividida entre diferentes pueblos.
Los arqueólogos han diseñado su propio sistema para fechar los sitios que excavan. Este sistema se basa en la teoría de la evolución y en la idea de que el hombre progresó gradualmente de simio a un cazador primitivo, a un agricultor arcaico, a un granjero que domesticaba animales, etc. ¡Pero eso no es lo que muestra la evidencia! De hecho, cuando la evidencia simple y basada en hechos se aparta de las teorías que se presentan como verdaderas, emerge un panorama claro. La evidencia muestra que cuando el hombre apareció al noreste de Turquía poseía un conocimiento avanzado, como lo demuestra la sofisticada metalurgia que se practicaba en la región, así como las desarrolladas técnicas de construcción y de tallado de la piedra.
Pero debemos considerar por un momento otro aspecto de la confusión de las lenguas. A pesar de que las personas tenían una buena variedad de conocimientos y habilidades, cuando tuvieron que separarse a causa de la barrera del idioma no pudieron seguir teniendo acceso a la gran “sopa” del conocimiento antediluviano. Cada grupo idiomático solo tuvo acceso al conocimiento y habilidades de quienes integraban su grupo. Por lo tanto, es de esperarse que algunos grupos tuviesen mayores avances en metalurgia, y otros en crianza de animales o en agricultura. Algunos grupos seguramente contaron con personas talentosas para las artes, y otros con talentos en la ingeniería y la construcción. De aquí en adelante era de esperarse una mayor diversidad en los asentamientos humanos antiguos, incluso en aquellos que se encontraban cerca unos de otros.
Los arqueólogos y paleontólogos seculares que no creen en el relato bíblico sino en la evolución, clasificando a estos distintos grupos que tal vez se destacan en un aspecto pero que muestran una ausencia total de otros. Los que sabían cazar (con puntas de lanza de pedernal, etc.) pero que no sabían cosechar la tierra son clasificados como pertenecientes al “Paleolítico” o de la edad de piedra. A veinte millas de distancia otro asentamiento que criaba ganado y animales domésticos es clasificado como perteneciente al “Neolítico”, y lo ubican miles de años después del otro grupo. Un grupo cuya alfarería estaba pintada hermosamente con más colores que sus vecinos quienes no contaban con un artista que los decorara son fechados con miles de años de diferencia, y así sucesivamente. Pero lo cierto es que todas estas personas vivieron en la misma época.
Esta situación puede distinguirse claramente en la región alrededor del lugar clasificado por Ron, al sureste de Turquía. Algunos asentamientos primitivos tenían casas redondas, mientras que otros las hacían rectangulares. Su alfarería variaba: alguna mostraba grandes cualidades artísticas; mientras que otra era útil y práctica, pero sin obras de arte.
Arte y religión
Estos asentamientos antiguos muestran características muy interesantes. Una es que no hay evidencia de invasiones. Parece que simplemente vivieron allí durante un tiempo y luego empacaron y se fueron. Pero hay ciertas evidencias que indican a dónde fueron algunos de ellos. En todos estos sitios arqueológicos se han encontrado extrañas figuras grotescas de una mujer, a veces de pie, a veces con animales, a veces con niños, etc. Al parecer representaba a la “diosa madre de la fertilidad”. Este concepto está presente en otras religiones antiguas. Para los egipcios era Isis, para los asirios babilónicos Ishtar, para los fenicios Astarté, para los iraníes Ashi, para los griegos Afrodita y para los romanos Venus, por nombrar algunos.
Esta diosa de la fertilidad, bien sea relacionada a los niños, los animales o los cultivos, suele encontrarse entre un sistema organizado de dioses y diosas. Esta diosa antigua (que se muestra a la derecha, hallada en Catal Huyuk) encontrada en Turquía es la original de la cual “evolucionaron” las demás (no me gusta usar esa palabra, pero a veces es apropiada).
Una vez que los descendientes de Noé comenzaron a abandonar el culto al Dios verdadero y se convirtieron al paganismo, seguramente una de sus mayores preocupaciones fue el asunto de la fertilidad. No olvidemos que se encontraban en un mundo devastado en donde no habían animales, plantaciones, ni personas. Su supervivencia dependía de las cosechas y de los animales, y por supuesto deseaban tener familias numerosas. A más hijos, más ayuda con el trabajo y con las cosas que debían hacerse. El hecho de que estas figuras se hayan encontrado en estos antiguos asentamientos indica que se trataba de una “diosa” común entre los pueblos anteriores a Babel. Las casas y la alfarería tal vez era eran distintas, pero la antigua buena “diosa” siempre fue la misma.
Después que estos pueblos primitivos dejaron Turquía se dispersaron por todo el mundo. Algunas, cosas, sin embargo, pueden ser identificadas con mayor precisión. Por ejemplo, esta “diosa madre” no solo se encuentra en la región Mediterránea, sino también en Europa oriental y partes de España y Francia. La foto en la página (24) muestra una estatua encontrada en Austria. ¡Pero sorprendentemente, han sido fechadas como que tienen 30 mil años de antigüedad! (LE, p. 150). La figura de la derecha proviene de Checoslovaquia y ha sido catalogada como la “Venus de Dolní Věstonice” (EB, t. vii, p. 691).
Aquí vemos la influencia directa de aquellos que vivieron al sur de Turquía central. La explicación lógica de que la evidencia arqueológica muestra que estos asentamientos antiguos no fueron destruidos o conquistados por pueblos extranjeros es que al menos algunos de ellos se dirigieron a Europa occidental llevándose a su “diosa madre” consigo.
Los eruditos tienden a tomar esta clase de evidencias y analizarlas a la luz de sus propias teorías, sin tomar en consideración lo que dice la Biblia. Algunos afirman, por ejemplo, que los hebreos desarrollaron su propia historia del diluvio basándose en el relato de los antiguos babilónicos. Se basan en que algunos de los escritos babilónicos fueron aparentemente escritos antes que la Biblia. Los primeros libros de la Biblia no fueron escritos sino hasta el tiempo de Moisés (quien los escribió), unos 900 años después del diluvio. Entendemos entonces que para cuando se creó la escritura, las civilizaciones que la desarrollaron estaban completamente paganizadas. Por lo tanto, sus relatos incluyeron ciertos elementos de la verdad, aunque distorsionada. No olvidemos esto. En la gran batalla espiritual que se lleva a cabo tras bastidores, Dios le ha dado a Satanás todas las ventajas para que pueda probar su posición. Se le ha dado la oportunidad de corromper la verdad y de presentar sus mentiras. Pero ahora es el momento de que la verdad de Dios sea reivindicada. Las piezas del rompecabezas están encajando perfectamente. La claridad y certeza de lo que Moisés escribió demuestra que los acontecimientos importantes del comienzo y el desarrollo de la vida en la tierra fueron cuidadosamente recordados y pasados de generación en generación entre aquellos que permanecieron leales al Creador. Sin duda la “memoria perfecta” de Dios ayudó para que esto fuera posible.
Resumen de las evidencias encontradas por Ron
Toda búsqueda debe comenzar con un plan y el plan de Ron era simple: ubicar el área donde el río Éufrates se encuentra con el borde sur de las montañas Taurus al sur de Turquía central, pues se había fijado en la enorme llanura que se encuentra en esa región. De allí comenzó a buscar yacimientos arqueológicos (llamados “tells”) que estuvieran ubicados cerca del río. Su búsqueda comenzó cuando el vuelo que lo llevó a Diyarbakir comenzó a descender entre las montañas. Ron logró fotografía un inmenso “tell” localizado a un lado de un lecho seco del Éufrates (que ha cambiado su curso con el paso del tiempo, como la mayoría de los ríos).
Como mencioné anteriormente, Turquía tiene un número de lugares arqueológicos muy grande (cerca de 40 mil), la mayoría de ellos inexplorados. Cuando Ron, Ronny y Bob llegaron y tomaron un taxi para dirigirse a la región, pudieron ver en muchas partes planicies perfectamente llanas repletas de “tells”. El área que rodea la ciudad de Diyarbakir es netamente agrícola, poco poblada y todavía inestable políticamente. Ron estaba consciente que sus investigaciones debían realizarse durante el día por su propia seguridad. Al igual que algunos de nuestros estados agrícolas en Estados Unidos, habían pocas vías principales y mucho campo, lo que limitaba un poco el acceso a determinados lugares de interés.
Después de tomar una sinuosa carretera desde Diyarbakir hasta el área que deseaba visitar, Ron encontró un “tell” mucho más grande que los demás que había visto. No era el mismo que había visto desde el avión, pero por sus dimensiones valía la pena investigarlo. La mayoría de las tradiciones antiguas sobre la torre de Babel cuentan que una parte de la misma fue golpeada por un rayo y cayó a tierra. Si estas historias son ciertas, debía haber entonces un “tell” que mostrara evidencia de esto. Este “tell” tenía dos partes: una que parecía estar estructurada y que lucía relativamente simétrica, como una ciudad, mucho más alta que los otros “tell” en el área; y otra justo a la derecha que se degradaba en tamaño a un lado de la sección principal, como si una pila de bloques se hubiese derrumbado y estuviesen cubiertos por la tierra. Al subir en este “tell” encontraron una pequeña excavación que no tenía signos de haber sido hecha recientemente, que les permitió ver parte de la estructura interna. Como estaba en la parte superior del “tell”, o se trataba de el nivel superior de varios niveles construidos en el mismo lugar o era un lugar muy antiguo donde se construyeron estructuras de gran tamaño.